La emoción y el atractivo que tienen siempre los encuentros entre el Monzalbarba y el Casetas, debido a la rivalidad existente entre ambos conjuntos, dada su cercanía, se vieron acrecentadas en esta ocasión debido a lo que había en juego sobre el terreno. Ambos conjuntos tenían gran interés por los puntos en liza, pero con unos objetivos muy dispares: mientras el Monzalbarba los quería para salir de la zona peligrosa de la clasificación, el Casetas los necesitaba para mantenerse al frente de la misma.

Durante el primer periodo, al igual que en el resto del encuentro, las defensas sobresalieron sobre los ataques, lo que hizo que las ocasiones de gol fueran escasas. Con más de media hora de juego, no se había visto ninguna oportunidad franca para marcar, y tuvo que ser uno de los escasos errores de la defensa local lo que permitiera que el marcador se abriera. Valero no desaprovechó el valioso regalo y puso por delante a los caseteros. A pesar de haber encajado el tanto, el Monzalbarba no se descompuso y continuó tratando de tú a tú al líder, pero le faltó concretar a la hora del ataque para lograr algo positivo.

En la segunda parte, los locales salieron dispuestos a todo por cambiar la suerte del encuentro, y apuraron sus opciones ofensivas, pero carecieron de fortuna de cara al marco visitante. Cuando mayor era el dominio de los locales y parecía que podía llegar la igualada, Grasa se encargó de ahogar las esperanzas locales con el tanto que significaba el definitivo cero a dos. Este tanto minó la moral local, pero no logró acabar con ella, y aunque los locales ya no hacían con el mismo ímpetu que antes, nunca dejaron de buscar la portería rival.

En resumen, el Monzalbarba mereció mejor suerte ante el líder, y si cuando el resultado era de empate a cero el colegiado hubiera pitado un claro penalti a favor de los locales y hubiera medido a ambos conjuntos por el mismo rasero, el resultado podría haber sido muy distinto.