Sudando y exhausto, Fernando Alonso consiguió desabrocharse el cinturón de seguridad y salir de su monoplaza. Estaba agotado. "Parecía un zombi", declaró. Pero la extenuación duró poco. La fanfarria en el podio, el champán y los saltos de alegría sustituyeron al abatimiento tras una hora y media de sauna (la temperatura interior del coche alcanzó los 55 grados), de esfuerzo y de gran tensión.

Pese a correr con 39 de fiebre, Alonso no falló. Estaba contento tras la carrera. "Creo que es el día más feliz de mi vida --dijo--. Necesitaré un poco de tiempo y de reflexión para asimilar lo que he hecho. Me acordaré mucho de esta carrera porque, sin duda, ha sido la mejor de toda mi vida deportiva".

La carrera de Alonso fue de libro. "La primera parte fue muy bien --explicó--, pilotaba con facilidad y no me costaba mantener mi ritmo. Dominar la carrera, sin fallos y con autoridad, fue algo increíble. Pero tras la segunda parada en boxes empecé a tener problemas con el cambio de marchas. Tuve que pasarme el resto de la carrera cambiando de forma manual. Acabé con calambres en los dedos pero, visto por el lado positivo, nos servirá para ver lo que será el cambio de marchas a partir del GP de Inglaterra cuando se elimine el cambio automático".

FELICITACION DEL REY Alonso hizo nuevamente historia al subir al podio y quiso dedicar el éxito a mucha gente. "Especialmente --comentó-- a todos los que han estado a mi lado a lo largo de mi carrera, y también a quienes no creían en mí porque así les demuestro que puedo ser rápido en cualquier competición, que soy constante y que no cometó fallos". Con el objetivo de la temporada cumplido, Alonso sólo tiene ahora que sumar. Cualquier punto que gane será un escalón más hacia ese título mundial que tanto ansía.

Por otra parte, el rey Juan Carlos habló por teléfono con Fernando Alonso, a quien felicitó el éxito alcanzado en el Gran Premio de Malasia. Fuentes de La Zarzuela indicaron que el Rey dialogó durante unos minutos con Alonso. El piloto asturiano es el primer español en subir al podio en el Mundial de Fórmula Uno desde el 14 de julio de 1956, cuando lo hizo Alfonso Cabeza de Vaca, marqués de Portago, en el Gran Premio de Gran Bretaña.

La familia de Fernando Alonso siguió la carrera desde su casa en Oviedo, con la "preocupación lógica, sobre todo por la fiebre que padecía", pero "no hubo abrazos ni alborozo" al final, porque para eso son un "poco sosos", dijo su padre, José Luis Alonso.