Los Alpes han dejado marcado este Tour de forma irrecuperable. El contacto con la alta montaña estuvo acompañado por una sorprendente revolución del pueblo llano que causó un grave quebranto moral a Armstrong, al constatar que su intento de sentenciar el Tour en Alpe d´Huez no solamente no se consumaba, sino que generaba una furiosa e inesperada respuesta. Con Beloki como cabeza principal de la revuelta, la carrera cobró una dimensión impensable hasta que el chaval de Manolo Saiz se fue al suelo.Este Tour ya no será el de antes, pero tras la marcha forzosa de Beloki queda un interesante margen para la osadía puesta de manifiesto por los jóvenes valores del Euskaltel e Ibanesto, y también para la intriga cerebral y calculada de avezados expertos como

Ullrich o Vinokourov. Tras el palizón del periplo alpino, la etapa de ayer fue una concesión forzada a los abnegados aguadores mientras los dorsales con responsabilidades formalizaban un puente festivo añadido al descanso de hoy.Es el momento de reflexionar, recuperar elementos tocados y estudiar la fórmula magistral para vencer al americano, si es que existe.