La familia de Diego Armando Maradona realizaba ayer angustiantes esfuerzos para que una clínica de rehabilitación de la provincia argentina de Entre Ríos acepte como paciente al astro futbolístico, después de que otros cinco establecimientos desistieran recibirlo para tratar su adicción. Uno de los motivos del rechazo tiene que ver con uno de los efectos del mito Maradona: los centros de rehabilitación aseguran que no están en condiciones de contener a los fanáticos del exjugador, que visitan la Clínica Suizo Argentina --donde actualmente se encuentra internado bajo la mirada de 17 personas que velan por su privacidad-- como si fuera un santuario.

Según la prensa argentina, Maradona no pudo controlar su llanto cuando su exesposa, Claudia Villafañe, otra vez a su cuidado, le hizo saber de los inconvenientes para encontrar otro lugar que no fuera la Suizo Argentina. El último parte médico de la Suizo Argentina consigna que Diego se encuentra "estable clínicamente, con parámetros vitales conservados". O sea, que está en condiciones de ser trasladado cuando encuentre destino. Otra posibilidad que maneja la familia, de no encontrar una solución local, es llevarlo a Canadá o Uruguay. También se habló de Italia. Pero el astro solo quiere irse a Cuba o volver a la casa de campo donde es amo y señor. Con este panorama, los familiares se encuentran frente al dilema de tolerar nuevos desplantes del exfutbolista u optar por pedir a la Justicia autorización para que sea internado compulsivamente.