¿Le sienta bien Barcelona a Fernando Alonso? Bueno, le sienta. Ni bien ni mal. Se diría que prefiere estar en otro gran premio, aunque él, seguro, lo negará. El asturiano, que ha convertido en una auténtica marea azul los jardines y las tribunas de Montmeló, donde ayer se dieron cita la friolera de 96.000 personas (a las que hoy se añadirán, como mínimo, 25.000 más), no se siente demasiado cómodo ante preguntas que añaden presión a la ya existente o que cuestionan algunas de sus maniobras a los mandos del Renault R24.

Alonso sabe, y así lo reconoció ayer al término de la prueba cronometrada, donde sólo pudo ser octavo, que le costará mucho alcanzar el podio y, mucho más, repetir el segundo puesto del año pasado tras el alemán Michael Schumacher (Ferrari), que sí logró lo que quería: la pole position . Por eso, cuando al asturiano le preguntaron si se cree en condiciones de repetir la gesta del 2003, dijo con mala cara: "Si vamos a comparar cada carrera con la del año anterior, mal vamos, porque en Hungría, donde gané el año pasado, tendré que doblar al segundo dos o tres veces. Entonces, a ver qué pasa".

No fue esa la única respuesta dura del piloto asturiano. Al enfrentarse a las teles, alguien le pidió explicaciones de las dudas mostradas al trazar la curva de la moreneta y Alonso dijo: "¿Incidente? ¿Qué incidente? No hubo tal; yo he ido por donde he querido". Al contrario que la conferencia de prensa, que no pareció ir por donde quería la estrella de Renault. Puede que Alonso, que no acabó contento de su vuelta rápida al Circuit de Catalunya pese a la enorme marea azul que le animó durante todo el recorrido, estuviese malhumorado porque a él, y sólo a él, le afectase la fuerte ráfaga de viento que asoló la pista justo cuando su bólido número 8 salía del box . Alonso, como el resto de pilotos, cree que las paradas en box para cambiar ruedas y llenar el depósito volverá a ser un espectáculo añadido y puede que, según el piloto asturiano, "el único punto donde se podrá superar al rival".