--¿Los dos goles ante el Albacete le suponen una confirmación de que está en el buen camino?--No sé si me confirman eso, pero sí me dan la tranquilidad que necesitaba. Llevábamos tres partidos de Liga y la gente podía pensar que los delanteros no estábamos marcando, aunque no se pueden olvidar las palizas que nos damos para que haya espacios. Fue uno de esos días en los que uno se va para casa muy satisfecho de su trabajo, con la cabeza muy alta.

--Los arietes viven de los aciertos de cara al marco contrario.--Esa afirmación tiene matices. Cuando era joven pensaba eso, que vivía de los goles, pero conforme he ido entrando en años ya no estoy tan convencido. Lo más importante es la victoria del equipo. Si es con tus goles, mejor, porque claro que se nos mira eso a los delanteros, pero lo fundamental es la confianza que siempre dan los buenos resultados.

--Se le vio celebrar los goles con mucha rabia.--Lo hice con mucha alegría, con la satisfacción de volverme a sentirme feliz. Hacía tiempo que no me sentía así. Cada día me estoy encontrando mejor y eso se refleja en el campo. Siempre lo he dicho: con los minutos llega la mejoría y mi caso no es una excepción. Me siento más rápido y así llegan más ocasiones de gol.

--En Liga llevaba un año y medio sin marcar. Eso también influiría en su desbordante alegría.--Pero no estaba obsesionado por eso. Al revés, muy tranquilo. No había marcado en ese tiempo porque tan apenas había jugado. Es tan simple como eso. No hay más que ver el caso de Salva, por ejemplo. El año pasado hizo muchos goles en el Málaga y éste no los está haciendo porque juega a ratos en el Atlético, lo mismo que yo allí.

--Aquí, sin embargo, es un fijo en el once titular. ¿Le están saliendo las cosas como esperaba?--Yo siempre he confiado en mis posibilidades y en ese aspecto estoy tranquilo. Voy paso a paso. Despacito y con buena letra se consiguen las cosas y así me lo tomo. Estoy jugando y encima el equipo no ha perdido. Son muchas razones para estar contento. Y lo estoy.

--Han empezado muy bien la Liga, de eso no hay duda.--Logramos dos victorias en casa y un empate en un campo totalmente impracticable como el de Málaga. Creo que es un balance más que aceptable. El equipo ha demostrado que está en muy buena línea y los resultados suponen el mejor refrendo. Además, hay un vestuario joven, con ilusión y ganas y eso se transmite en el campo.

--Ahora les toca un hueso mucho más duro, un Barcelona pletórico.--En el fútbol no hay ningún rival pequeño. Todos tienen sus argumentos para ganar y nosotros los tenemos también para hacer un buen partido allí y traernos algo importante. Está claro que el rival tiene calidad y la moral por las nubes, pero somos un buen equipo y si quieren ganar deberán correr como nosotros. Eso desde luego.

--Usted se formó en la cantera del conjunto azulgrana.--Estuve siete años allí y sólo tengo buenos recuerdos, porque fue donde me hice futbolista. Trabajé con Costas y Juande Ramos, aunque no pude debutar con el primer equipo, sólo llegué a estar en un entrenamiento y me lesioné al chocar contra el portero.