Todo queda pendiente del puerto de Navacerrada, penúltima etapa y última llegada en alto de la Vuelta. Un puerto de gestas históricas en la ronda española. Un puerto ineficaz, en otras ediciones, para que los perseguidores atrapen en la recta final al líder de turno. Hay historias para todos, presagios que sonríen a Heras y otros que otorgan la fe en la remontada para Santi Pérez o Alejandro Valverde. Pero, si la general no se aclara hoy en la Sierra de Madrid, todavía quedará emoción mañana en la conclusión de la ronda española con una contrarreloj de 28 kilómetros por las calles de la capital de España. Nada más se le puede pedir a una de los mejores rondas españolas de estos últimos años. Es la Vuelta de la emoción, de las alternancias, de las estrellas locales, dinámica, una gran Vuelta.

Ayer, sorprendentemente, los líderes de la general, los tres corredores que deben jugarse su suerte en la prueba, Roberto Heras, Santi Pérez y Alejandro Valverde, con un Paco Mancebo, más activo que nunca, decidieron tomarse una jornada de relax, para recuperar fuerzas, para esperar que los dos últimos asaltos decidan la suerte del combate por la general. Por esta razón, permitieron la fuga de 16 corredores, de la que saltó el cántabro Tino Zaballa, ganador este año en la meta de Sabiñánigo en la Vuelta a Aragón, cuando todavía faltaban 108 kilómetros para la meta de Collado Villalba y con puertos tan interesantes por el camino como el Alto de Abantos. La ejecución parecía complicada, una locura.

TRIUNFO A LA CONSTANCIA El corredor cántabro del Saunier Duval, compañero del aragonés David Cañada, se anotó el triunfo en solitario. Fue, sin duda, una victoria a la constancia, al valor de un ciclista de la bravura del santanderino. Zaballa llevaba años buscando algo similar; no sólo en la Vuelta, sino también en el Giro e, incluso, en el Tour. Siempre le habían cogido. Por fin, cambió su suerte.

Hoy no habrá tregua. Cuatro puertos de primera (La Morcuera, Cotos, León y la meta de Navacerrada) esperan al pelotón. Heras sabe que no puede fiarse de la fortaleza de Santi Pérez en la montaña.