La británica Paula Radcliffe y el surafricano Hendrik Ramaala, que abandonaron en sus respectivos maratones olímpicos en Atenas, renacieron ayer en una de las carreras de los 42.195 metros más prestigiosa del mundo, la de Nueva York. Los dos atletas, expulsados prematuramente del Olimpo hace tan sólo dos meses y medio, se rehicieron y compensaron en buena parte sus penas olímpicas al entrar vencedores en Central Park tras recorrer los cinco distritos de la ciudad estadounidense.

El entorno del maratón de Nueva York ensalzó aún más si cabe el éxito de los dos campeones, que se embolsaron cada uno 100.000 dólares (unos 77.000 euros), un coche y fueron distinguidos por el alcalde, Michael Bloomberg, con las llaves de la ciudad en una solemne ceremonia. Antes, Radcliffe y Ramaala habían tenido que recorrer toda la ciudad, animados por casi dos millones de personas, y destacar por encima de los 35.000 participantes que la organización ha colocado ya como tope máximo.

POR CUATRO SEGUNDOS Radcliffe, sobre todo, no lo tuvo fácil ante la habitual oposición de las atletas de origen keniano. Tres de ellas, Susan Chepkemei, Lorna Kiplagat y Tegla Lorupe, la acompañaron hasta pasado el medio maratón. En el tramo final, la británica precisó de tres tirones consecutivos para deshacerse de Chepkemei, que entró sólo cuatro segundos por detrás de la vencedora, en la llegada femenina más apretada en Nueva York. Radcliffe ganó con una marca de 2.23.10 horas, un poco por encima del récord de la prueba (2.22.31) establecido por la keniana Margaret Okayo (cuarta ayer) el año pasado.

Un poco más de margen logró Ramaala sobre el segundo clasificado, el estadounidense de origen eritreo Meb Keflezighi, medalla de plata en los Juegos y que ayer se quedó otra vez a un paso de hacer historia, ya que quería ser el primer maratoniano de EEUU capaz de ganar en Nueva York desde que lo hiciera Alberto Salazar en 1982.

Ramaala, que en Atenas se retiró por una dolencia en la ingle, superó el estadounidense por 25 segundos (ganó con 2.09.28) y se convirtió en el segundo surafricano campeón en Nueva York. Su compatriota Willie Mtolo ganó en 1992.