Sin sobresaltos, como en los viejos tiempos, el Real Madrid sacó adelante un partido cómodo ante un rival que nunca le apretó (0-2). El triunfo, encarrilado gracias a un inexistente penalti, le sirvió a los blancos para reencontrarse con la victoria lejos del estadio Santiago Bernabéu, lo que no sucedía desde la primera jornada de Liga. El Málaga hizo esta vez el peor partido de lo que se lleva de temporada en su campo.

El Madrid no podía fallar. De haberlo hecho, habría perdido la estela del Barcelona de una manera más que peligrosa. Menos miedo le dio ayer el Málaga, que se empeñó en dejar jugar a los blancos casi a su antojo. Ni presionó ni apenas buscó a Wanchope. Se limitó a tocar el balón sin profundidad y sin exigir a su rival, que vivió muy cómodo durante casi todo el choque.

RECORTES AL SISTEMA Eso sí, Mariano García Remón recortó su apuesta ofensiva de los últimos encuentros. Situó a Celades, que entró en la alineación inicial en lugar de Owen, que llevaba siendo titular cinco partidos consecutivos, junto a Guti en el centro del campo con el objetivo de que el equipo no quedara tan expuesto. No lo estuvo casi nunca porque el Málaga apenas hizo daño en ataque. Metido a labores de equipo de diseño, el conjunto de Gregorio Manzano le hizo la mitad de la tarea a un rival que no desaprovechó esas ventajas para ganar.

La otra mitad corrió a cargo del árbitro, que señaló como penalti un derribo de Gerardo a Zidane fuera del área. Figo marcó la pena máxima (m. 23) y el el Real Madrid comenzó a vivir aún mejor. Este tanto dio todavía mayor tranquilidad y puso más nerviosos a los jugadores locales. Dos minutos después, Ronaldo pudo sentenciar, pero el brasileño, demostrando que no atraviesa su mejor momento, lanzó fuera.

GOL DE OWEN Con el Real Madrid metido en tareas especulativas y tratando de conservar su ventaja llegó la única ocasión local en toda la primera mitad. Una excelente jugada de Amoroso, que dejó sentados a Míchel Salgado y Celades terminó en las botas de Wanchope, pero el disparo del costarricense fue rechazado por Roberto Carlos (m. 28).

El Málaga intentó subir de velocidad en la segunda mitad, pero ni siquiera con eso le dio como para inquietar al Madrid. Si algo tenía que llegar era el tanto que cerrara el choque para los de Mariano García Remón. Y llegó. Y de nuevo fue Owen, que sustituyó a un desacertado Ronaldo. El delantero inglés recibió un balón en profundidad de Míchel Salgado, recortó a Fernando Sanz y marcó con la izquierda (m. 78). Fue el cierre de un partido muy cómodo, de esos que le gusta a un equipo que suele apostar por lo práctico, que juega andando, sobre todo si se le fuerza tan poco como lo hizo ayer el Málaga.

El Real Madrid, pese a su fútbol ramplón, tras la victoria cosechada en el estadio de La Rosaleda, se coloca en el segundo puesto de la tabla clasificatoria, a siete puntos del FC Barcelona, que sigue una semana más como líder indiscutible de Primera División. Los dos grandes del fútbol español se verán por primera vez las caras esta temporada el próximo 20 de noviembre, en el Camp Nou.