El Gran Premio de Brasil pondrá fin a la carrera más laureada de la historia de la F-1. Michael Schumacher se retirará a disfrutar de su familia en Alemania, Suiza o a su isla particular del Oceano Índico con el palmarés más extenso, después de 15 temporadas en las que ha reventado casi todos los récords de la F-1 (siete títulos, 90 victorias y 68 poles). Pero ante todo, se retirará un piloto que ha marcado una época como competidor por profesionalizar hasta el extremo este oficio.

Sus detractores dicen que ha reinado en un periodo gris, entre dos pilotos con más talento. Schumi emergió tras la muerte de Ayrton Senna y se retira empujado por por Fernando Alonso. Sus defensores apelan al inigualable palmarés y a la forma en la que revolucionó las carreras. "Es un gran campeón, no solo por sus títulos, sino porque con su profesionalidad fue capaz de hacer de un equipo anárquico como Ferrari una escuadra ganadora", destaca el expiloto Jacques Laffite.

Schumacher no es el piloto con más talento, pero sí el que "ha revolucionado la forma de afrontar las carreras preparando todos los detalles, la estrategia, completando cada vuelta como si fuera de calificación, entrando a repostar sin perder una milésima...", valora Gerard Berger.

Primer hijo de Rolf y Elizabeth Schumacher, Michael nació el 3 de enero de 1969 en Hürth-Hermühlheim, aunque creció en Kerpen donde su padre le llevó junto a su hermano Ralf a la pista de karts donde trabajaba como mecánico y de la que acabó como gerente. Michael no arrasó en el karting. Algunos pilotos se mostraron más rápidos, también después, en la Fórmula Ford o en la F-3 entre ellos, Mika Salo, Mika Hakkinen o su compatriota Heinz-Harald Frentzen a quien en un año le quitó la novia --su actual mujer Corinna-- y los patrocinadores.

El mayor de los Schumacher se había forjado un espíritu competitivo que lo hacía diferente al resto. Debutó con 22 años en Jordan y sorprendió por sus tiempos en un circuito tan complicado como Spa. Flavio Briatore le echó rápido el ojo y se lo llevó a Beneton. Su rapidez y ambición le llevaron a sus primeros podios y por fin al primer triunfo en Spa (1992).

Apuntaba alto, era realmente veloz pero no para batirse con monstruos como Nigel Mansell (campeón en el 92), Alain Prost --campeón en 1993-- o Ayrton Senna. "Se aprovechó muy bien del fin de la época de Prost, Mansell y Senna", mantiene Flavio Briatore. El que podría haber sido un gran duelo Senna-Schumacher se acabó cuando el brasileño encontró la muerte en la cuarta carrera de la temporada 1994.

Fama de duro

Schumacher comenzó entonces su reinado y su fama de duro. Ese año ganó el título a Damon Hill por un punto tras sacarle de la pista en la última carrera de Australia. Al año siguiente reeditó el título también con polémica por varios enganchones con Hill.

Con dos títulos en el bolsillo, Michael ya era el tipo rápido, profesional y sucio que todo el mundo conoce. Entre sus récords, figura también el de ser el piloto más sancionado de la historia. "Se retira un campeón, un gran piloto al que todo el mundo quiere ganar, pero con su retirada este deporte ganará en otros aspectos", dijo ayer Fernando Alonso.

Jean Todt se fijó en él para cambiar de arriba abajo a Ferrari y devolver al equipo italiano los títulos que se resistían desde 1979. Robó a Schumacher de las manos de Briatore, pero también a los ingenieros Ross Brawn y Rory Byrne. La tarea no fue fácil, aunque a excepción del primer año, 1996, en el que logró tres victorias y fue tercero, los dos siguientes llegó a la última prueba con posibilidades de título.

Con Jacques Villeneuve no tuvo tanta suerte como con Damon Hill y a pesar de que intentó ganar de la misma manera que al británico, en esta ocasión su golpe no fue tan certero y la FIA castigó su acción eliminándole del Mundial 1997. Schumi y Ferrari rozaron el éxito en los dos años siguientes pero Mika Hakkinen se llevó el éxito. Schumacher se había perdido algunas carreras al fracturarse una pierna en el GP de Gran Bretaña 1999 y no ayudó a su compañero Irvine a conseguir el título. Desde entonces, exigió elegir y mandar sobre el segundo piloto. Desde el 2000, el alemán inició una racha de cinco títulos consecutivos.