Un kazajo ya es mucho, pero dos son demasiado. Alejandro Valverde empezó a perder la Vuelta el pasado miércoles en el descenso hacia Granada. Y aunque él todavía no dé la victoria por imposible, lo cierto es que solo un milagro, una actuación suya excepcional y un cúmulo de errores por parte de Alexandre Vinokurov, podría darle el triunfo en la ronda española en la contrarreloj de mañana. Porque lo cruel es que en estos momentos, viendo cómo va Andrey Kashechkin, ganador ayer en la Pandera, hasta se puede asegurar que peligra la segunda plaza del ciclista español en la general.

Mucha reflexión tendrá que hacer Valverde. A sus amigos del Caisse d´Epargne, entre ellos Óscar Pereiro, ya les ha reconocido que fue una pifia táctica permitir el miércoles que Vinokurov le abriera hueco en el descenso a Granada. Casi es para cortarse las venas pensar que se ha perdido una ronda española en una bajada. Y aunque ayer estaba animado, cuando un ciclista lleva en sus espaldas el jersey de líder se crece. Hay cosas que afortunadamente están cambiando en el ciclismo, pero otras no.

EL PORTAZO Pereiro fue el principal encargado de animar a su compañero y jefe de filas la noche del miércoles. Hasta consiguió que Valverde entrase en su habitación dando un portazo y gritando: "¡Se va a enterar éste mañana!". Lo intentó, con un equipo entregado, que no permitió fugas molestas camino de la sierra de la Pandera, entre los olivos altivos de Jaén. Pero tuvo un instante de debilidad, a cinco kilómetros de meta. Y fue allí donde este ciclista kazajo llamado Vinokurov, que solo sabe atacar, se le escapó de nuevo en busca de la victoria en Madrid.

Vinokurov no se acordaba de cómo era la Pandera. Se trata de un monte de pronunciados porcentajes y vía estrecha. Vinokurov también pasó por un momento de crisis, justo cuando Valverde recuperó las fuerzas. Pero fue entonces cuando los ciclistas kazajos se multiplicaron por dos. Apareció Kashechkin y su rueda fue amiga y salvadora. Kashechkin ganó la etapa y hasta se permitió retar a Valverde por la segunda plaza de la ronda española.

El nombre de Kashechkin hasta suena raro para aquellos que llevan años moviéndose entre bicis, pero él es el cerebro de la operación kazaja. Él y Vinokurov se encierran todas las mañanas en el autocar. Kashechkin dicta la sentencia que luego Vinokurov ejecuta. Algunos tratan de darle el mérito a Manolo Saiz, pero lo cierto es que Kashechkin no quiere saber nada del técnico cántabro y tampoco confía en Herminio Díaz Zabala, el director del Astana, el equipo que se salvó de no correr la Vuelta por los pelos, porque es el hombre impuesto por Saiz para coordinar al equipo en la carrera española.

Ayer, los responsables de la Vuelta trataban de encontrar el himno kazajo. De momento no lo han podido descargar ni de internet. Mucho tendrán que rezar para que Valverde les libere de esta tarea.