En el frente de Rivas Vaciamadrid las tropas republicanas plantaron cara al ejército golpista. Pero acabaron perdiendo la guerra. Ayer, por sus calles, trató Alejandro Valverde de dirigir el asalto al jersey dorado. La última operación quizá desesperada. Es muy duro saber que has perdido la Vuelta en una bajada. Es muy duro constatar que por más fe, coraje, motivación y empuje que pongas, chocas cada vez con un muro infranqueable llamado Alexandre Vinokurov. Hoy ganará la Vuelta. Hoy, en la plaza de la Cibeles de Madrid, con Floyd Landis presente para limpiar su imagen embadurnada de dopaje tras el Tour, el ciclista murciano que tan cerca tuvo la victoria solo podrá subir al segundo peldaño del podio de la ronda española.

El asalto de Rivas Vaciamadrid se disputaba bajo la denominación de la contrarreloj. Comenzó Valverde jugándose el tipo en cada una de las rotondas --había 41--. Trataba de poner nervioso a Vinokurov. Suyas fueron las mejores referencias en la primera parte de la etapa. Acabó tercero. Volvió a demostrar que avanza, que cada vez afronta mejor las contrarrelojes. Pero no había nada que hacer. Vino reguló y, frío como su carácter, no se inquietó ante las magníficas referencias iniciales de Valverde. Al final acabó ganando la etapa. Superó al murciano por tan solo 19 segundos. El kazajo cumplió ayer 33 años. "Me lleva siete años. Como quien dice, él está acabando y yo empezando. Cuando llegue a su edad habré corrido siete Vueltas más", pronosticó Valverde.

BUEN AMIGO Lance Armstrong explicaba a sus allegados que siempre tenía un pánico. El tejano sabía que solo era incapaz de responder al furibundo ataque de un ciclista. Cuando Vinokurov azotaba en el Tour, Armstrong se quedaba quieto. Vigilaba al resto de contrincantes. Le dejaba partir. Porque por aquel entonces, Vinokurov aplicaba con mayor rigor y error su táctica de "atacar, atacar y atacar", hasta el punto de que con tanto demarraje acababa quedándose fundido.

Este año iba a ser distinto porque Vinokurov se había hecho amigo de Andrey Kashechkin. Su compatriota le ordenó la cabeza y le preparó los esquemas y las tácticas. Que atacase, pero solo en el instante preciso. Hoy Kash le acompañará en el podio de la Cibeles. La operación Puerto impidió a su equipo, el Astana, administrado por Saiz, participar en Francia. "Saiz debe entender que si se queda el año que viene en nuestro equipo no nos invitarán a las carreras más importantes. Por eso es mejor que se vaya". Será otro frente. Hoy ganará la Vuelta. Ojalá sea una victoria para siempre.