En las películas de palomitas, cuando el malo se va a salir con la suya, lo tiene todo atado, al mundo bajo sus pies y a la chica llorando entre sus garras, siempre aparece el guaperas del superhéroe de turno para salvarlos a todos y devolverlos a la plena felicidad. Ayer, abrieron las puertas del Príncipe Felipe de par en par, por si se cumplía el guión, pero no hubo noticias de ningún mesías.

Ni Chus Mateo ni ninguno de sus jugadores salió al rescate del CAI y una afición maniatada por la villana impaciencia. Y van dos partidos. Dos derrotas. En este corto periodo, ni en Gandía ni ante el Tenerife, no ha habido nadie que se elevara entre el juego gris del colectivo e impusiera como líder, no hay jugador que brille ni al que saber que hay que pasar el balón cuando la jugada, el partido viene inseguro. "Todos los jugadores están por debajo de sus porcentajes. No quiero señalar a nadie, pero no somos tan malos como parece, pero sí que jugamos agarrotados", dictó ayer Chus Mateo, que tampoco halla la combinación idónea para los males presentes de una plantilla de recursos.

Ya no solo las estadísticas de los partidos, más bien las sensaciones, muestran a un CAI desamparado que no encuentra su norte ni alguien que acuda el SOS.

Lescano, como líder natural, lo sigue intentando, pero su arrojo se volatiliza por su alarmante falta de puntería (3/10 ayer y 2/11 en Gandía), dejando su aplaudida voluntad en fiasco, incluso, como ayer, en el día de su cumpleaños. Por experiencia y recuerdos, otra solución sería Angulo, el hombre que esprimió Julbe hasta el último punto para sacarle del atolladero de las dos primeras jornadas del pasado año. El CAI ganó apurado al Plasencia con Angulo como salvador en el final de la jornada de debut. Esta vez, el aragonés no aparece con el acierto necesario (ayer 3/11) tras una pretemporada muy regular.

Los galones

Por galones y trayectoria, Victoriano, Evans y Onyekwe deberían aparecer con una presencia mayor, pero no tiran del carro lo suficiente. Ayer, el nigeriano fue el que más acertado (15 puntos) se mostró y con más decisión buscó la patata caliente en los minutos apretados. Anotó un par de triples en momentos de tensión, en pleno correcalles, pero su empujón quedó en agua de borrajas.

Y el resto, noveles en Zaragoza, se deben adaptar a la elevada exigencia de una plaza donde solo vale la victoria y pesan cuatro años de decepciones. Ayer, la presión del foro, como aseguró el propio Mateo, les pasó factura. Quizá menos a Vitor Faverani (14 puntos y 10 puntos), que por su condición física y su talento suma casi sin querer, pero al que resultaría excesivo otorgarle un papel de líder tan pronto.