El Valencia confirmó en Riazor su extraordinario momento lejos del de Mestalla, sumó el cuarto triunfo de la temporada como visitante y endosó un nuevo mazazo al Deportivo.

Para el Valencia fue cuestión de paciencia, pero lo cierto es que no tuvo que esperar mucho (sólo diez minutos) para conseguir dejar encarrilado el partido, gracias a un penalti transformado por Joaquín y a un tanto logrado por Baraja.

La desventaja de dos goles no tumbó al Deportivo. Xisco aprovechó un centro de Juan para acortar la diferencia. Pero cuando el Valencia estaba ante las cuerdas sacó a relucir la tarjeta de equipo y aprovechó el remate de Morientes para, primero, traer la tranquilidad y, después, rematar el partido.