La decisión definitiva de los comisarios deportivos sobre la investigación a BMW y Williams, a instancias de McLaren, no llegó hasta las 21.45 horas (las dos menos cuarto de la madrugada en España). La espera resultó muy tensa para todos los implicados. Era evidente que los dos equipos habían repostado gasolina con menos temperatura de la autorizada, lo que permitía albergar esperanzas a McLaren, cuyos ingenieros y mecánicos iban recogiendo los bártulos pendientes de la resolución, de ver a Lewis Hamilton proclamarse nuevo campeón del mundo.

En Ferrari no podían ocultar la preocupación. Así que cuando llegó el dictamen, que descartaba sancionar a BMW y Williams, en McLaren acabaron por hundirse mientras que en el equipo italiano celebraron por segunda vez el triunfo de Raikkonen.

Stefano Domenicali, director deportivo, y Aldo Costa, diseñador jefe, encabezaron un grupo de no menos de 30 ingenieros y mecánicos que se reunieron en torno al comunicado y gritaron tan fuerte o más que cuando el piloto finlandés cruzó la bandera a cuadros.

"Estábamos muy preocupados porque era un asunto que no dependía de nosotros. Ha sido una tensa espera", admitió Domenicali. Costa añadió: "Ha sido un capítulo más de una temporada cargada de acontecimientos, muy estresante de principio a fin, pero al final estamos orgullosos porque hemos hecho un gran trabajo de equipo".

A las 18.30 de ayer (hora brasileña), los comisarios se dieron por enterados de la reclamación de McLaren, pero no fue hasta las 21.45 cuando emitieron el veredicto. Tres horas y 15 minutos es demasiado tiempo para tomar una decisión tan simple y sin ninguna complicación. Cuando a mitad de esa reunión llegó la primera filtración de que la decisión estaba tomada --ninguna sanción--, aparecieron dos miembros de McLaren por la sala donde debatían los comisarios, lo que unido a la tardanza de los mismos en tomar una decisión hizo pensar a Ferrari en lo peor.

Ayudas incomprensibles

La temporada de las investigaciones, de las sanciones absurdas a Fernando Alonso y a otros pilotos, y de las ayudas a Lewis Hamilton acabó con otro sainete en el que, esta vez, el peso de Ferrari fue definitivo para que no llegara la última ayuda para el piloto inglés.

Hamilton se enteró del fallo mientras cenaba con su padre y su hermano junto a toda la cúpula directiva de McLaren. Ron Dennis llegó de riguroso negro, el uniforme de los trabajadores de la fábrica en Woking, pero ayer tenía un significado realmente especial: el luto absoluto que la escudería británica, en general, y Dennis, en particular, nunca llegará a digerir. Tal era el estado de ánimo de los comensales de McLaren que decidieron cambiar de restaurante. Esta vez se encerraron en un comedor que estuvo custodiado por guardas de seguridad. Nadie pudo ver sus caras de funeral.