Por fin un Tour distinto, innovador, dinámico, duro y divertido. Christian Prudhomme, director de la ronda francesa, presentó ayer en París un trazado hecho a la medida de Alberto Contador. Ni en el mejor de sus sueños podía adivinar el último ganador en los Campos Elíseos, que la próxima edición de la grande boucle estaría reñida con los contrarrelojistas y perfectamente adaptada a un corredor como él, gallardo y poderoso en las cuestas.

Adiós al agotado prólogo de contrarreloj. ¿Por qué lo cambiamos? Pues por una etapa en línea, en Bretaña, y una llegada en cuesta. El primer día del Tour 2008 (5 de julio) la carretera ya buscará un 8% de porcentaje en los 1.400 metros de la cota de Codounal, en la localidad de Plumelec, y que abrirá un abanico de posibilidades para lucir el jersey amarillo inaugural.

ADIÓS AL TEDIO ¿Una primera semana de aburrimiento, de repetitivos esprints, de caídas, de fugas consentidas? Para nada. Hay que recuperar audiencias. ¿Cómo hacerlo? Pues nada mejor para rechazar el tedio que colocar una contrarreloj individual de solo 29 kilómetros, cerca de Nantes (cuarta etapa) y una llegada en alto en Superbesse, al sexto día.

Los Pirineos se endurecen con el Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Hautacam. La tensión se mantendrá con la tercera semana. Los Alpes. Llegada a Italia, a la estación de Prato Nevoso (15ª etapa), ascensión a la poderosa Bonette-Restefond (16ª etapa) y sus majestuosos 2.802 metros de altitud y de colofón la jornada reina (17ª etapa): Galibier, Croix de Fer y Alpe d´Huez. Solo falla el postre. La contrarreloj final, en Saint-Amand-Montrond, al sur de París y sus 53 kilómetros, configuran el peor contratiempo para Contador. "Me gusta el recorrido y se adapta a mis condiciones, pero habría pedido una cronoescalada", recalcó Contador.