La Liga ACB y la LEB son dos mundos muy distantes en la calidad deportiva de los equipos y, especialmente, en la potencia económica de los clubs. Después de ganar al Hospitalet, el CAI Zaragoza cerró la puerta a seis años de sufrimiento en la Segunda División del baloncesto español y entró por la puerta grande en la élite. Desde el mismo instante en que sonó la bocina en la mágica noche del viernes, la LEB comenzó a ser pasado en la historia de la sociedad Basket Zaragoza 2002, que empezó a escribir un presente repleto de festejos y alegría, y a pensar en un futuro con las expectativas suficientes para considerarlo altamente atractivo.

Sin embargo, el equipo aragonés va a trabajar con una máxima: evitar cualquier triunfalismo, principio del fin de todas las ilusiones, y edificará un proyecto sereno, sensato y basado en la cordura deportiva y económica. Irá poco a poco, despacito y sin precipitaciones innecesarias. El CAI Zaragoza tiene en la mente un proyecto a tres años: el primero con la permanencia como objetivo único y primordial para asentar unos cimientos sólidos en la Liga para en los dos posteriores, siempre que se consiga la permanencia como todo el mundo desea, empezar a dar pasos reconocibles que hagan más fuerte y competitivo el proyecto cada campaña que pase.

En su temporada de debut en la ACB, el equipo aragonés tendrá un presupuesto que, si se cumplen las previsiones, oscilará entre los 6,5 y 7 millones de euros. Es decir, en la clase media. La ACB es una Liga cara por muchos factores. Primero, por el exagerado desembolso que hay que realizar para formar parte del selecto club de 18 equipos que la integran. En total, más de 4,5 millones de euros en concepto de cuota de entrada, de aportación al fondo de regulación de ascensos y descensos, así como la parte alícuota de la participación en el valor patrimonial de la ACB, que resulta del balance de ésta cerrado el último día de la temporada oficial anterior.

LA CONTINUIDAD Todo ese dinero, al que el CAI tendrá que hacer frente ya que nunca ha formado parte de la ACB (sí lo hizo el antiguo Club Baloncesto Zaragoza), es un montante importante que el club no podrá utilizar para realizar fichajes. Por ello, y por absoluta fe en la continuidad de los proyectos, el CAI se quedará con Lescano, Phillip y Quinteros, todos con contrato en vigor, así como con Victoriano, al que renovará. Además, Starosta tiene firmado otro año más y su permanencia en la plantilla está pendiente del visto bueno de Segura. Victor también firmó hasta el 2009, pero el club cuenta con una cláusula por la que puede cortarlo si así lo desea.