Cada vez que el partido estaba decidido para su equipo, Red Auerbach sacaba un puro del bolsillo, un Hoyo de Monterrey, y se lo encendía en el banquillo. Entonces, el mítico entrenador de los Celtics empezaba a fumar ostentosamente, con grandes bocanadas. Ese puro, bautizado como el puro de la victoria, es el que el viernes por la noche se encendieron los jugadores del CAI en el vestuario después de festejar el ascenso a la ACB sobre la pista del pabellón Príncipe Felipe. Para de paso celebrar el nacimiento de su primer hijo, "el mañico Dawson", como él mismo dice, Howard Brown entró la caja en el santuario del equipo. De ella se sirvieron Darren Phillip, Cuthbert Victor, Ondrej Starosta y Andre Turner, un ex Celtic. Todos exhalaron despacito del tabaco, imitando las caras que dibujaba en su rostro Auerbach, convenido como el mejor entrenador de la historia de la NBA con diez campeonatos como técnico y siete más como presidente de la franquicia de Boston.

Auerbach, que falleció en el 2006, fue el inventor de la figura del sexto hombre, hoy extendida de modo universal, fichó a Larry Bird, fue el primero en atreverse a apostar por un hombre negro como entrenador principal (Bill Russell) y no permitió que su equipo tuviera cheerleaders porque aseguraba que no era baloncesto. Su mito es tan extraordinario como fueron sus éxitos y a ellos quisieron rendir tributo los americanos del CAI Zaragoza y Starosta, que hace dos veranos probó por los Cavaliers de Cleveland. Fumaron en el vestuario, como hizo algún otro jugador pero armado con un Marlboro, fumaron de camino a la Plaza de España y siguieron fumando en la fiesta posterior.

Eso sí, no llegaron a sacar el puro en el banquillo, donde lo hacía Red Auerbach. Eso hoy está completamente prohibido. En su día ya levantaba ampollas. "No conozco a ninguno de sus jugadores que no le gustase. Por supuesto, tampoco conozco a nadie que jugara contra él a quien le gustase", dijo Rusell de la acción polémica de su valedor.

El gesto de Auerbach ya era claramente mediático en una época en la que este concepto apenas existía. La acción generó pasiones entre los hinchas de los Celtics que ofrecían puros a su técnico desde la grada y odios entre los rivales. Cuando se retiró, Red dejó de fumar, pero su leyenda no rebló. Hoy todavía un cartel la venera. "No cigar or pipe smoking, except for Red Auerbach (Prohibido fumar cigarros y pipas, excepto para Red Auerbach)".