Dicen que el año que viene jugará en el Numancia, en Primera División por primera vez en su carrera, pero otras voces explican que no, que el chico, con el Huesca en Segunda, seguirá al menos la temporada que le resta de contrato. "Si el Huesca me dice que me tengo que quedar, aquí me quedaré", sentenció ayer con un cachirulo en la cabeza, desbordado por las sensaciones. Roberto García Cabello (Madrid, 4-2-1980) ascendió ayer a los cielos con su equipo. Se lo merece por paciencia, por haber soportado un ejercicio completo solo arriba, como un cazador de osos en el desierto, pero con un par de balas que le son suficientes para hacer muy bien su trabajo.

Marcó un gol espléndido en la concepción, la elaboración y la ejecución después de 92 minutos de zancada larga para no alcanzar nada, de saltos arriba para peinar piedras de canto. No le agota ese aislamiento en el que logró 20 tantos en la Liga, ni se ausenta de la concentración obligada en todo depredador. El gol del empate fue una obra de arte que no tardó en dedicar a su mujer Natalia y a su hijo Raúl, que tiene cuatro meses. "Ellos son mi motor y mi combustible". Así, Roberto es la máquina perfecta, el hombre que no conoce la depresión, el futbolista que con un balón que caiga en sus pies en todo un partido es capaz de martillear al contrario.

El tanto soñado

Fue tan hermoso, "el gol soñado", lo definió, que el ariete se puso a correr como si fuera la primera vez que marcara en su vida. "Al ver el balón dentro, me he ido hacia la afición, pero no sabía qué hacer, cómo celebrarlo", explica el jugador educado en las categorías base del Real Madrid y que debutó en el filial blanco de la mano de Paco Buyo.

Ayer tenía un apetito especial. Esta muy bien eso de golear en Liga, pero le faltaba dejar su huella en la fase de ascenso. Qué mejor momento, qué mejor lugar. "Tenía muchas ganas de meterlo por muchas circunstancias. Este año me estaban saliendo las cosas muy bien y lo cierro con este gol en el último minuto. No se puede pedir más, la verdad".

Alcorcón, Mérida y Guijuelo, donde logró otro ascenso, a Segunda B, con su sello de 17 dianas. Vicente del Bosque lo recomendó. Fichó por el Huesca, se fue al Burgos y hace dos cursos regresó a El Alcoraz. "Nos reunimos una gente para buscar este objetivo. El año pasado nos quedamos a las puertas con el Córdoba, pero ahora lo hemos logrado y es muy emocionante. Por nosotros y por la afición. Por todos", explica.

Es un tallo elegante. Es un 9 a la holandesa. Roberto cazó ayer un oso en el desierto y ya ha vendido la piel.