Ni Rusia ni España tienen psicólogo que les ayude a encarar la semifinal de esta noche en las condiciones mentales idóneas para superarla y meterse en una final largamente esperada por ambas selecciones durante tanto tiempo. Son dos equipos muy jóvenes a los que sus entrenadores, Guus Hiddink y Luis Aragonés, han sabido encaminar hasta representar buena parte de lo más vistoso y atrevido de esta Eurocopa. Ambos han llegado hasta aquí con distintivo de avispados conductores de grupo y han tenido que superar fuertes presiones para poder seguir haciendo su trabajo.

El técnico español estuvo a punto de despeñarse en el tramo inicial de la fase de clasificación, tras dos derrotas consecutivas frente a Irlanda del Norte y Suecia. Al holandés se lo quiso cargar el propio presidente de la federación rusa y ministro de Deportes, Vitaly Mutko, hace apenas dos semanas, justo después de la goleada encajada ante España.

Es la última cuenta pendiente que tienen Hiddink y los jugadores rusos con la roja, pero hay otra mucho más grande y lejana, la que quedó tras la final de 1964 en el Bernabéu gracias al legendario testarazo de Marcelino. Entre medias, España volvió a jugar y a perder otra final, la de 1984 contra Francia, mientras que Rusia, que había ganado la primera en 1960, dejó pasar otras dos oportunidades. La última, en 1988 con la Holanda de Michels y Van Basten enfrente.

Era la Rusia de Zavarov, Belanov, Rats y Demianenko, a la que ahora recuerdan Arshavin, Zhirkov, Pavlyuchenko y Zyrianov. España no tiene una referencia tan clara. En poco o nada se parece a la que, con Miguel Muñoz al frente, se quedó a las puertas de la gloria en el 64.

MENTALIDAD POSITIVA Enterrados conceptos como la falta de fibra competitiva tras el triunfo ante Italia en cuartos, todo el mundo cree que España tiene fútbol para repetir una final 24 años después, aunque alguien siga echando en falta algo más de carácter. No puede darle la razón Luis Aragonés, que hace bien en proclamar a los cuatro vientos que la mentalidad positiva de su grupo puede ser fundamental para superar al conjunto ruso. "En el aspecto físico Rusia es la mejor, pero tengo plena confianza en que vamos a salir airosos. Si trabajamos mucho y hacemos un gran esfuerzo vamos a pasar a la final", aseguró.

El rival de hoy ha experimentado una gran progresión hasta el repaso en cuartos a Holanda. "Hemos mejorado mucho en poco tiempo. El gran logro sería mantener este nivel, pero será difícil ante España", dijo Hiddink, orgulloso de "protagonizar el despertar" del fútbol ruso.

Rusia ha recuperado frescura y pegada con Arshavin, y se supone que habrá aprendido de los errores del debut. Esa es la vía que Hiddink ha abierto para flexibilizar la escuela rusa con la herencia del fútbol total holandés. "Hay que jugar bien. Ese es el concepto. Luego se puede perder, pero cuando se tiene el balón debemos atacar con diez", insistió el técnico. Tras llevar a Corea a las semifinales del Mundial del 2002 y clasificar a Australia para el del 2006, el técnico holandés está encantado con tanto talento. "El reto es recuperar nuestra posición en el fútbol mundial. Lo que está pasando aquí será clave para el futuro". Los jugadores rusos ya son conocidos en Europa y muchos clubs se rifan sus servicios. Pero Hiddink no lo ha tenido fácil. El respaldo del archimillonario Roman Abramovich ha sido clave para que aguantara las embestidas de su federación. Ahora es feliz, casi tanto como Luis, a quien admira. "Espero llegar a los 70 con su energía. Es un gran hombre".

NI OFERTA NI FIRMA Aragonés no ha tenido problemas con los federativos para llevar a cabo una labor notable. La renovación del equipo está hecha y la herencia que dejará a su sucesor es sólida. Ayer tuvo que aclarar que la RFEF no le ha ofrecido que siga, como se había rumoreado. En este sentido, el Fenerbahce se apresuró a hacer oficial que tiene un precontrato firmado con él y que el acuerdo definitivo se rubricará cuando acabe la Eurocopa. Luis también lo negó.