El CAI se zancadilleó a sí mismo frente a uno de sus grandes rivales por la permanencia. No dio la altura en el sentido más riguroso, ya que terminó cediendo por su incapacidad para imponer la ley de los centímetros en los momentos más delicados del encuentro, y agravó su crisis de resultados y de juego sumando la sexta derrota consecutiva de la temporada. Aunque la igualdad había sido la nota dominante en la primera mitad (42-39), tras el descanso menguó bajo los aros hasta transformarse en un pigmeo, especialmente en un tercer cuarto lastimoso (28-16) en los que hubo cuatro o cinco minutos en los que se perdieron los papeles. Increíblemente, el equipo cedió el rebote y cuando pudo atrapar el balón bajo las balas, su desastrosa puntería en la distancia corta le condenó al fracaso. Sin argumentos intimidatorios, también le falló con estrépito su apuesta por los triples con un porcentaje ridículo de acierto (23% al conseguir tan sólo 5 de sus 22 lanzamientos). El arreón final del CAI, a la desesperada, sólo sirvió para acercarse a cinco puntos (85-80) con la condescendencia local, que fue capaz de poner en riesgo una ventaja de 17 puntos (70-53). Taquan Dean, autor de 32 puntos, terminó por finiquitar el encuentro, en el que los aragoneses no dieron la talla. La vuelta de Victoriano, todavía sin ritmo, no sirvió de absolutamente nada.

Los empates y las constantes alternativas en el marcador se sucedieron en el cuarto inicial, en el que se empezó a intuir que Chris Moss y que Lamont Barnes iban a campar a sus anchas por la zona del CAI. Así fue: hicieron un auténtico roto a unos desaparecidos Garcés y Starosta. Moss anotó 12 puntos, cogió 7 rebotes y forzó ocho faltas, mientras que el expívot del León firmó dobles figuras: 13 puntos y 10 rebotes. Ellos dos, el citado Dean, y Thomas, que sí demostró ser un base de categoría (13 puntos, ocho rebotes y ocho asistencias) se merendaron al CAI Zaragoza, que permitió a su rival anotar más de noventa puntos y hacer una valoración global de 116, a pesar de haber perdido 22 balones.

Con 56-46 se castigaron las protestas de Manolo Hussein, entrenador del Murcia, con falta técnica y eso permitió al CAI acercarse a tres puntos (56-53) en un abrir y cerrar de ojos, pero instantes después la técnica fue para el jugador visitante Roberto Guerra y eso lo aprovechó un enchufadísimo CB Murcia para completar un parcial de 14-0 en apenas dos minutos, lo que dejó el encuentro prácticamente sentenciado (70-53). El estirón final del CAI, de la mano de Quinteros (23 puntos, pero muy individualista), no sirvió más que para reducir la ventaja local y maquillar el basket-average.