Solo José Aurelio Gay sabe la razón de su tardanza en apostar por Roberto y en dejar fuera del once a Carrizo, un cambio que ya se convirtió en aclamación popular tras el partido ante el Sporting de Gijón. El meta argentino no dio en dieciséis choques apenas razones para confiar en él, Roberto solo necesitó un encuentro para que su crédito sea amplio. Sus paradas fueron tan decisivas en la victoria como los goles de Suazo en una tarde que no era fácil para el meta madrileño. El foco estaba puesto en la portería, en su capacidad y sus argumentos tras llegar en enero cedido por el Atlético para ser suplente de Carrizo. El examen lo aprobó con nota, con un soberbio sobresaliente. El Real Zaragoza volvió a jugar con portero, con alguien capaz de desbaratar ocasiones claras del rival, lo que facilita mucho las cosas para ganar, y su titularidad en el futuro próximo es un hecho.

Las razones del fútbol están sobre el césped. Roberto solo acumulaba cuatro citas en Primera, tres en este curso con el Atlético, en las que encajó nueve goles, y Carrizo coleccionaba errores y una titularidad casi por decreto que ya se llevó por delante a López Vallejo. A la hora de la verdad, Gay señaló por fin al meta madrileño y éste respondió con un partido enorme en el que empezó nervioso, con una salida a destiempo y un mal despeje, pero en el que después no paró de crecer.

A Parejo le hizo una parada espectacular en una falta, sacó un disparo a bocajarro de Soldado, hizo una buena intervención ante Manu y, ya en la segunda parte, abortó el peligroso envío de Pedro Ríos. Después de sus dudas iniciales, mostró seguridad por alto y dio confianza siempre a la zaga en un encuentro para enmarcar.

Su sonrisa tras la victoria de ayer y dejar su marco a cero le delataba, porque era consciente de que se había ganado un puesto fijo bajo palos. Hasta se acordó de Carrizo en sus declaraciones, demostrando compañerismo. Aun así, en el fútbol las palabras y las directrices marcadas son secundarias. Las razones se logran sobre el terreno. Y Roberto las coleccionó todas en el Coliseum.