Solo un año más seguirá Pep Guardiola en el Barça. De momento. Los éxitos conseguidos por el técnico en las dos temporadas anteriores (siete títulos) no han sido suficientes para que su continuidad en el banquillo azulgrana fuera más duradera contractualmente con el acceso de Sandro Rosell a la presidencia del club. El acuerdo alcanzado, que se firmó ayer, apenas a cinco días de que se reinicien los entrenamientos, no transmite la estabilidad que ambas partes deseaban. Al contrario. Parece un compromiso que no desprende el entusiasmo que debería entre un entrenador que ha triunfado y el presidente más votado.

Un mes y un día ha durado la negociación, larga y farragosa a tenor del tiempo que han necesitado Rosell y Guardiola para sellar un pacto que se insinuaba meteórico. El entrenador ya había dado su palabra a principios de año que seguiría en el banquillo. El presidente, como los otros tres candidatos, se declaraba partidario de contar con él.

TIEMPO Y DINERO Al día siguiente de las elecciones, Rosell telefoneó a Guardiola, como había prometido. Ayer, 14 de julio, se fotografiaron juntos en la puerta del club tras haber firmado el contrato. No durará las seis temporadas que le iba a ofrecer Rosell, como prometió en las elecciones. Tampoco durará los dos años más un tercero opcional que contentaba a las dos partes. Al final, quedó escrito un acuerdo de mínimos. Un año y punto. Dentro de seis meses, Rosell y Guardiola tendrán que sentarse a negociar otra vez.

El técnico ha consumido las vacaciones pendiente de su contrato. No tanto por el dinero que fuera a percibir o por las exigencias económicas que hubiera formulado --la ficha no estaba a la altura del prestigio y del rendimiento dado-- , sino por la dilatación que han sufrido las conversaciones entre Josep Maria Orobitg, su agente, y la dirección del club, encabezada por Josep Maria Bartomeu, vicepresidente deportivo. Los "flecos" que tenían que solventarse con prontitud han sido, en realidad, una colección de cláusulas que requirieron muchas discusiones, con el desgaste consiguiente. Así, Pep comenzará el lunes su tercer curso al frente de una plantilla con la mitad de los jugadores de vacaciones.