Después del terremoto que Agapito puso en marcha tras el partido ante el Sporting, que tenía en Gay, Prieto y Herrera a sus probables víctimas y que el presidente no se atrevió al final a llevar a cabo, ratificando, al menos de palabra, su confianza en ellos, el parón liguero ha sido aprovechado por el técnico para intentar la recuperación anímica de un grupo alicaído. Lo está por un comienzo nefasto, sin victorias, en zona de descenso y con tres puntos de 18 posibles cuando la teoría hablaba de que el inicio era amable para coger moral y confianza en un bloque que terminó el verano escaso de efectivos y cogido entre alfileres. El calendario ahora se empina, empezando hoy por San Mamés ante el Athletic, ya que después aguardan Barça y Valencia, cuestas elevadas para un grupo limitado, lleno de ansiedad y de dudas.

Por eso, Gay ha insistido en la recuperación anímica esta semana: charlas grupales e individuales, vídeos con ejemplos de superación, sonrisas... Una terapia motivadora en toda regla para que el grupo se aísle de la convulsión que padece el club, de sus problemas económicos y de la fractura que vive con la grada. El intento es bueno, pero la única medicina real en el fútbol son las victorias y el Zaragoza tiene que cambiar cuanto antes la dinámica negativa que ha tomado, una trayectoria que solo conduce a Segunda. Ganar, a ser posible cuanto antes, será también lo único que salve a Gay de la destitución. Agapito lo ratificó salvo que en enero haya una situación caótica. Con el imprevisible carácter del presidente, capaz de cambiar de idea como quien cose, y la debilidad institucional del club, haría bien el técnico en no mirar su futuro a muy largo plazo. La cuerda en el fútbol siempre se rompe por el mismo lado si no llegan victorias...

FRENAR A LLORENTE El Athletic espera en San Mamés y en las previsiones se anuncia lluvia. Es un partido durísimo, ante un rival que tiene en Llorente, enrachado e intimidador, a su faro de referencia y que en su feudo empuja y presiona muy fuerte. Ganar allí no es fácil, aunque para el Zaragoza no lo es en ningún lado. Ya ha quedado claro en esta Liga. Por eso, el equipo que salte hoy a La Catedral tendrá que equipararse en ganas y actitud con un enemigo poderoso. Si el Zaragoza no sale al 100%, la derrota, y casi la goleada, serán más que factibles.

La presencia de Llorente hará que Gay apueste por Pinter en la medular y Ponzio relevará a un guadianesco Obradovic en el lateral zurdo. Es un partido para futbolistas con hambre, con carácter y el argentino, juegue donde juegue, asegura esas virtudes. Bertolo sufrió un golpe ayer, pero en principio jugará y Ander ha acelerado su recuperación para ponerse en primera línea en un duelo que es especial para él, ya que nació en Bilbao. No estará, eso sí, Jarosik, lo que es una tragedia. Más, cuando enfrente están los centímetros de Llorente. Lanzaro tendrá el deber de sustituirlo para formar un eje italiano con Contini. Ahí, sobrarán oficio y dureza, habrá que ver si es suficiente para frenar al Athletic...

En el rival faltan Amorebieta y Aurtenetxe, dos fijos en la zaga, y es posible que Caparrós apueste por la velocidad y el talento de Munian en un carril. Aun así, las armas del enemigo son secundarias ante la necesidad brutal de un Zaragoza que tiene que ganar, sin importar el escenario ni el adversario. No lo ha hecho en seis jornadas y la crisis ya es galopante. Para paliarla, la única terapia válida son las victorias.