--Sonó bonito eso que dijo sobre que éste es el primer título familiar del motociclismo español.

--Lo dije porque es así como lo siento. Este título nace con mi abuelo y se cimenta sobre el sacrificio de los míos, la locura mecánica de mi padre, el trabajo diario de mi madre al frente de nuestra tienda e, incluso, hay participación del tiet Joan, que ya nos dejó. Al final, medio en broma medio en serio, podríamos decir que este título es para mis padres; ahora he de ganar otro para mí. ¡Ojalá sea el más gordo!

--¿Dónde empieza esta historia?

--Empieza en el taller de nuestra casa de Manresa, cuando papá me construye una minimoto para mí, poco antes de cumplir los seis años. Esa es la manera en que me convierto en piloto probador. Papá fabrica la moto, mamá la paga y yo la pruebo. Y de ahí voy compitiendo, progresando, aprendiendo y ellos gastándose todos sus ahorros en mí. Hasta el punto de que hubo un año en que mamá tuvo que venderse su coche para que yo pudiese correr las dos últimas carreras del campeonato de España.

--¿Llegó a pensar que jamás vería recompensado su trabajo y sacrificio con un título mundial?

--Lo que me ha hecho llegar hasta aquí ha sido que siempre ví la botella medio llena. Si hubiera pensado que no podía alcanzar mi meta, lo hubiera dejado. Uno no puede ver cómo se sacrifica toda su familia y pensar que jamás podrá recompensarles. Nunca perdí la esperanza porque no tenía sentido seguir corriendo si no podía ser campeón. Ganar ya había ganado, y en todas las categorías.

--La gente le admira por descender de categoría y pelear por el título.

--No hay mayor ni mejor recompensa en esta vida que sentirte querido. Y yo me siento muy querido, mucho. Pero, mire, en ese sentido, hice lo que tenía que hacer, ni más ni menos. Fueron las circunstancias las que me empujaron a ello. No quería estar en la cola de MotoGP. Ya sabía lo que era eso. Me ofrecieron una moto ganadora en Moto2 y no me lo pensé.

--Fonsi Nieto nos dijo un día que esto de Moto2 no tiene sentido porque es una categoría plagada de locos sobre la pista.

--La clavó. La posibilidad de hacerte daño en Moto2 es inmensa. Yo celebró huir de esta categoría. Y lo digo con muy buen rollo y orgulloso de haber corrido, ganado y ser su primer campeón, sí. Pero, lo siento, me voy. No tiene sentido seguir arriesgándose así. La posibilidad de accidente es muy grande, demasiado. Aquí hay una mezcla de veteranos con ganas de pelea, jóvenes inexpertos, auténticos locos y pilotos que no están locos pero que quieren demostrar que son buenos. Y eso acaba siendo un coctel peligrosísimo. Muy llamativo, sí, tremendamente espectacular pero demasiado peligroso para el piloto.

--La verdad es que van ustedes muy rápido y muy pegados. El accidente y muerte del japonés Shoya Tomizawa así lo demuestra.

--Aquello fue una desgracia, auténtica mala suerte, pues Tomi se quedó en medio de la pista indefenso y fue atropellado. Yo y muchos de mis colegas acabamos las carreras con el carenado de nuestras motos hecho unos zorros, abollado. ¿El mono?, ni le cuento. Teñido de negro de las rozaduras y golpes que te dan los rivales con sus neumáticos en las curvas. La primera curva es la cúpula del trueno: 42 entran y uno sale. O no. Cuando empieza el gran premio, hay que armarse de paciencia y, aunque te puteen, dejar pasar las vueltas y retrasar la vendetta. El autocontrol en Moto2 es vital, de lo contrario te liarías a tortas en la primera curva de la carrera.

--Sabe que había gente que le consideraba un maniático porque nunca tenía la moto perfecta para competir, siempre buscaba más y más.

--Este título demuestra que estaban equivocados. La primera vez en mi vida que he tenido material oficial, he ganado. Hasta ahora, siempre que pedía algo, me decían: Imposible, no puede ser, es muy caro. Gresini y Moriwaki me han dado todo lo que necesitaba y soy campeón. Los que me consideraban un maniático no sabían que mi locura ha consistido en exprimir un material que no era oficial ni competitivo.