Agosto, mes de vacaciones. Hasta para el fútbol. Sin embargo, ayer las gradas de La Romareda mostraron un aspecto que invita a la esperanza y pese a no llegar ni de lejos al lleno --el aforo quedó en bastante menos de la mitad-- todas las gargantas que se citaron en el 'Trofeo Ciudad de Zaragoza Carlos Lapetra' animaron con corazón al equipo y, sobre todo, con mucha ilusión.

La ilusión y la esperanza son dos actitudes que permanecen intactas. En ese sentido nada ha cambiado con respecto a la temporada pasada. Desde el lleno en el Ciudad de Valencia hasta ayer, la afición sigue confiando en el Real Zaragoza. Desde que arrancó el partido la grada empujó a los suyos. Dio la bienvenida --otra vez-- a Roberto. Aplaudió a Lafita cuando el aragonés dejó varias pinceladas de calidad en la primera mitad. Suspiró por las ocasiones claras de gol que no se llegaron a materializar y se sobrecogió con las que el Espanyol también perdonó. Al hilo de la clemencia, la grada no se la dio a un viejo conocido como es Sergio García, ahora en el Espanyol. Siempre que el catalán tocó el cuero, ya en el segundo acto, la afición silbó con ganas al delantero. En definitiva, el público asistente al encuentro de ayer lo pasó en grande. Poco parece importarle que el equipo esté aún por rematar, ni que falten un delantero y creador. Al final, la hinchada zaragocista está con su equipo fielmente.

Silencio incómodo

Con el gol de Javi Márquez el graderío enmudeció por primera vez en el encuentro. En juego estaba en trofeo Carlos Lapetra, sin embargo el hecho de verse por detrás dejó a más de uno y a más de dos algo helados. Pero poco habría de durar el disgusto del respetable. Obradovic sacó de su chistera los aplausos, las manos a la cabeza y las caras sorprendidas de los seguidores. Nadie daba crédito a ese gol que puso el 1-1. Y regresó la alegría y el jolgorio en la noche de agosto. Los penaltis dejaron al público buen sabor de boca y euforia en el cuerpo, aunque moderada eso sí. Nada tendrá que ver el partido contra el Levante (si es que se juega) con lo que se pudo ver ayer. Meira, desde el palco, también tomó buena nota