Entender a Rafael Nadal es imposible sin pensar en Toni, su tío, el hombre que desde que el campeón de 25 años tenía solo tres fue responsable de ir elevando su relación con la raqueta, con su mente y con su talento. Hoy, esa figura sigue siendo imprescindible si se quiere entender al campeón de 10 títulos de Grand Slam, pero la relación ha evolucionado y en una entrevista con The Wall Street Journal poco antes de arrancar en Nueva York su nuevo asalto al Abierto de Estados Unidos que conquistó el año pasado, el número dos del mundo ha apuntado a esos cambios, aclarando también que no busca transformaciones radicales.

"Ya no soy un niño", le ha dicho el tenista al periodista Tom Perrota. "Antes, cuando (Toni) decía algo, lo hacía, sin duda. Ahora puedo responderle. A veces le importa pero es lo que hay. Al mismo tiempo, tiene que aceptar que tengo 25 años, tengo más opiniones que antes".

Se equivocará quien intente vislumbrar problemas en la relación y Nadal, aunque ha puesto sobre la mesa el hecho de que ñnunca sabes que va a pasar en el futuroO y ha recordado que, con tres hijos, Toni ña veces se cansa de viajar por todo el mundo todo el tiempoO, ha insistido en ñel gran respetoO que siente por su tío, al que identificaba también como responsable de su éxito en el programa de David Letterman. "Si alguien de fuera me hubiera dicho las cosas que él me dijo, habría sido difícil seguir trabajando juntos", ha explicado en el Journal. "Lo veía un poco más como mi entrenador que como mi tío pero al mismo tiempo lo quiero como a un tío".

UN NADAL MÁS ABIERTO La apertura de Nadal con los periodistas ha sido tan palpable este año como la mejora de su inglés y coincide con la publicación de la autobiografía que firma con John Carlin, un libro que ha impulsado la pasión por el tenista de Manacor en una ciudad ya tan entregada a él como Nueva York. Eso sí, cuando la prensa ha intentado que entre en comentarios sobre su vida personal y duros momentos reflejados en el libro como la separación de sus padres, Nadal ha usado la elegancia para cambiar de tema. Si se habla de él, que sea por el tenis.