El vuelo sin motor (VSM) en el aeropuerto de Huesca-Pirineos, antiguo aeródromo de Monflorite, podría desaparecer después de más 70 años de actividad debido a los condicionantes que para su práctica ha puesto Aena, fruto de los "errores" que se cometieron en el proyecto de ampliación de esta infraestructura.

Y es que "lo del aeropuerto de Huesca es peor que lo del de Castellón", ha asegurado a Efe el presidente de la Comisión Técnica Nacional de Vuelo Sin Motor, Luis Ferreira, quien cree que habría que buscar responsabilidades entre los técnicos que idearon un campo de vuelos que solo 4 años después de su ejecución se ha demostrado que no cumple con el encargo que realizó el poder político.

Mientras en la instalación levantina hay que remodelar la plataforma de giro para conseguir la certificación que permita su apertura al tráfico, el aeropuerto oscense "no ha cumplido el Plan Director" y se ha construido "mal", como se constata en un informe de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) emitido en 2008.

Por ello, para poder recibir la certificación, Aena se ha visto obligada a legalizar sólo el 60 por ciento de su pista de vuelo, que queda reducida desde los 140 metros de anchura por 1.100 de longitud regulados mediante real decreto a solo 12 en anchura y 600 metros de largo.

Ferreira advierte de que la longitud de la pista que pretende certificar Aena es insuficiente para que un avión remolcador de 1.000 kilogramos que arrastra a un planeador de 650 pueda despegar con seguridad y ello sitúa a los practicantes de la actividad histórica del aeropuerto en una situación susceptible de ser denunciada por la autoridad aeronáutica.

"Se ignora la legalidad al construir el aeropuerto, se ignoran Reales Decretos que se modifican ante los hechos consumados en el aeropuerto; como no se han respetado determinadas servidumbres, la pista deportiva sólo es certificable si se disminuye su longitud, vulnerando entonces de nuevo el Plan Director, y al final, la única consecuencia va a ser sancionar a los pilotos que usen este aeropuerto de opereta", se lamenta el aeroclub Nimbus en su página web.

A pesar del acuerdo de las Cortes de Aragón para que en la construcción del aeropuerto se garantizara la permanencia de esta actividad, en la ejecución de las pistas no se tuvieron en cuenta las medidas necesarias para ello, por lo que una vez inaugurada la infraestructura en 2006 y tras numerosos incidentes y algún accidente, AESA elaboró en 2008 un informe en el que se reconocía su incompatibilidad con el resto de actividades de la instalación.

Argumentaba quince razones, entre ellas distintos incumplimientos de la normativa internacional para el diseño de aeropuertos que ahora impiden la certificación de la instalación y recomendaba poner los medios necesarios para el traslado del VSM a otro lugar para preservar la actividad y evitar perjuicios a terceros y posibles reclamaciones judiciales.

Esa solución del traslado a otra ubicación que sugería la propia autoridad y que los usuarios aceptaron como "mal menor", es la "más sencilla y menos costosa" y cuenta con el apoyo de las instituciones locales para la adquisición de los terrenos necesarios, pero a pesar de que ha había avanzado sus primeros pasos tampoco se está continuando, asegura Ferreira.

En 2009, en un segundo informe y sin que el gestor aeroportuario haya tomado medidas para solventar las deficiencias reconocidas anteriormente, AESA autoriza esta práctica deportiva siempre que no vuelen al mismo tiempo aviones comerciales y deportivos.

Pero Luis Ferreira insiste en que por la propia idiosincrasia de dicha actividad (vuelan sin motor) no existe posibilidad de garantizar el que no coincidan simultáneamente ambos tipos de tráficos, como de hecho ya ha pasado en alguna ocasión motivando las quejas de los controladores a los que se les obligaba a controlar unas actividades que ellos también consideraron incompatibles en otro "demoledor" informe.

"Es como pretender realizar un Gran Premio de Formula 1 en las calles de Montecarlo. Posible es, pero compatible no porque primero hay que cortar el tráfico urbano", subraya.

Construido para unas previsiones de 123.000 pasajeros al año, en 2011 sólo se alcanzaron los 2.781, lo que situó al de Huesca en el último lugar de la red nacional de aeropuertos y cesó toda su actividad comercial en abril con la suspensión de los vuelos de Pyrenair y el cierre de la escuela de pilotos de TopFly.

Ahora, denuncia Ferreira, el Aeropuerto de Huesca, tras una inversión de más de 60 millones de euros, y unos 4 millones de gastos de funcionamiento anuales "no recibe aviones comerciales y se ha reconocido inseguro para el vuelo sin motor".

Una situación que, según el presidente de la Comisión Técnica Nacional de Vuelo Sin Motor, ha "condenado" a la desaparición a una práctica deportiva que se realizaba desde 1933 en el aeropuerto de Monflorite, instalación que fue una referencia internacional y por la que en algún momento de su carrera aeronáutica pasó un "altísimo" porcentaje de los pilotos militares y civiles de la segunda mitad del pasado siglo.

La evidencia es que de las 2.500 horas anuales de vuelo y los 130 socios con que contaba el Aeroclub Nimbus hasta 2005, en la actualidad apenas se realizan 400 horas y los miembros se han reducido a 85, lo que unido al detrimento de las condiciones de seguridad, hace prácticamente inviable su funcionamiento.