Dice que antes de hacer las maletas pensó mucho y barajó otras opciones. Ni siquiera el día que partía hacia Zaragoza estaba convencida. Tenía dudas y 'morriña'. Como buena gallega. Era el verano del 2005 y Verónica Boquete abandonaba por primera vez Galicia movida por el sueño del fútbol y en busca de un crecimiento profesional que no podía encontrar en su tierra. "Fue una decisión difícil e inevitable. Tenía que dejar todo si quería crecer. Hubo ofertas de clubs que me daban la oportunidad de luchar por títulos, pero el Transportes me ofrecía algo más importante: ser una jugadora con peso y tener responsabilidades", asegura.

Aprender con derrotas

Debutó en Superliga, destiló calidad en el campo de La Azucarera y sus goles fueron decisivos. De hecho, un tanto suyo de falta directa en Oviedo certificó la salvación del equipo en 2007. Mucho sufrimiento para crecer. "En Zaragoza fui profesional por primera vez y jamás olvidaré mi paso por allí. Es fácil aprender ganando, pero yo lo hice luchando por no descender. Acerté en mi elección, eso me hizo mejor", dice.

Aquí comenzó a estudiar Magisterio de Educación Física (solo le queda una asignatura), mantiene el contacto con muchos amigos y vuelve siempre que puede. "Menos de lo que me gustaría", señala. Cada octubre --"esté donde esté", matiza-- se acuerda de las Fiestas del Pilar y apunta que su "mejor recuerdo" se queda en la cena de su despedida. Quizás esta es la parte más amarga de la historia, porque su salida "no fue la esperada", pero prefiere quedarse "con todo lo que bueno" que vivió durante tres años.

A día de hoy, el sueño del fútbol lleva a Vero Boquete a seguir haciendo las maletas. Una y otra vez. Sin embargo, sus equipajes ya nada tienen que ver con aquel verano del 2005, cuando, indecisa y dudosa, dejó Galicia. Ahora reconoce que no se equivocó. Zaragoza fue el principio del comienzo. ¡Bendito comienzo!