REAL ZARAGOZA

La fábula de Agapito, la burra y los tropiezos en la misma piedra

SERGIO PÉREZ

Manolo Jiménez tenía previsto trasladarse hoy desde Sevilla a Zaragoza para firmar su renovación, pero ayer decidió posponer su viaje. En la reunión que Agapito Iglesias mantuvo con el agente del técnico para terminar de redactar las condiciones del contrato, que estaba totalmente pactado, el presidente empezó a mostrarse sospechoso, como nos tiene acostumbrados a hacer. El es así. Que si donde dije digo, digo Diego, que si esto no puede ser, que si lo otro va a ser difícil... Vamos, lo de siempre. Y, claro, la negociación se estancó un poco y no se cerró con la naturalidad que las partes esperaban.

Así que las promesas que Agapito le hizo a Jiménez, selladas con un apretón de manos entre caballeros la semana pasada, están aún por firmarse. Veremos si se trata de una pequeña discrepancia o de algo más. El técnico exige una condición innegociable. Que el propietario no participe activamente en la confección de la plantilla, misión de una comisión, y que los fichajes respondan a un criterio deportivo, no interesado.

El amo de la burra no aprende. Se va a vivir a Madrid y promete alejarse, pero a la que puede, enseña la patita. Tiene una ocasión única de dejar hacer y de que el Zaragoza mejore. Pero se empeña en tropezar otra vez en la piedra de la indecencia y en demostrar que es un caso perdido para la humanidad.

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