Omertá

Ángel Giner, El Periódico de Aragón

Las demoledoras declaraciones de Sergio Pérez que ayer publicó EL PERIÓDICO DE ARAGÓN hablan de una realidad oculta en el mundo del ciclismo que nadie se atreve a descifrar, seguramente porque a nadie le interesa: ni a corredores, ni a técnicos, ni a responsables de equipos, ni a periodistas, ni tampoco a las autoridades deportivas, que saben mejor que nadie lo que hay, pero se ven incapaces de controlar. Ocurre que aunque se hayan establecido barreras para atajar el problema del dopaje (controles médicos, seguimientos biológicos, etc-) todavía no se ha encontrado el sistema ideal, pues la ciencia, siempre acaparada por los malos, va muchas veces por delante de los policías.

Cuando la competición se desarrolla en un clima de dinero, la ética desparece, pero esto no es patrimonio del ciclismo, sino de todos los deportes en general. Sergio Pérez se ocupa ahora con gran entusiasmo de la promoción de la bicicleta entre los jóvenes. Eso le autoriza a contar en público todo lo que vio --que no fue poco, como él mismo atestiguó-- y que otros callan por omertá e interés.

No es el primero que se desahoga. Edwin Mentheour (primer positivo por EPO) y Paul Kimmage ya lo hicieron con sendos libros. Willy Voet, el masajista de Festina, también escribió un libro bestial al respecto. Bruno Roussel, exdirector del Festina, colaboró serenamente con la justicia para terminar escribiendo un año después un memorable artículo titulado Y todo esto- ¿para qué?

La respuesta es tremendamente sencilla. Para nada. Sergio ha sido valiente, pero nadie le dará las gracias. Más bien todo lo contrario pues la omertá y la economía obligan. Y los pedales, ya sea con tufo a EPO o a cosas incluso peores, seguirán girando, pese a valientes como el ciclista aragonés. No estamos ciegos, Sergio. Ocurre que no queremos ver.

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