El Real Madrid silenció el siempre cálido infierno turco a base de goles, exhibiendo su pegada en el inicio de una nueva búsqueda de la décima Copa de Europa, en una excelsa segunda parte que tapó los apuros del primer acto y la lesión de Iker Casillas el día de su regreso (1-6). El fútbol del Real Madrid está por concretar, pero en el camino saca a relucir su pegada. El toque que pretendía introducir Carlo Ancelotti no aparece, pero mientras define un estilo, su equipo vuelve a vencer con reminiscencias del pasado, jugando vertical apoyado en un Ronaldo letal y un Benzema voluntarioso.

Ocho meses después llegaba la hora del regreso de Iker Casillas en partido oficial. Al santo parece haberle abandonado la suerte. No se cumplía un minuto cuando pasó de ser lesionado por Arbeloa en Mestalla en su último partido, a sufrir un fuerte golpe con Ramos en las costillas. Su gesto de dolor invitaba a creer lo increíble. Lo fue. La exhibición de su equipo en el segunda periodo y los goles de Cristiano (3), Benzema (2) e Isco los tuvo que ver desde fuera.