El Real Zaragoza oficializó el pasado lunes la cifra de abonados --ya la definitiva-- que tanto se había hecho esperar por parte de la directiva del club aragonés, que cuando era cuestionada por ello se escudaba en que los números no eran concluyentes. Para este curso, los volúmenes han descendido a los 16.057 abonados. El pasado curso, el club presumía de más de 22.000. Teniendo en consideración las 1.860 nuevas altas que el club anunció, resulta que quienes se han dado de baja son casi 8.000.

Entre los que se han ido, pero, claro, no han dejado de ser zaragocistas, son mayoría los que han renunciado a su butaca en La Romareda por la situación de asqueo y saturación que viven con el equipo y el club en los últimos años, y apuntan a un responsable de su que su toalla de zaragocismo haya tocado suelo: Agapito Iglesias. Por ejemplo, el hasta la pasada temporada abonado número 723, José Luis Herrero, con 42 años en El Municipal a sus espaldas, clama contra el máximo accionista y le señala como única razón --su pésima gestión, se entiende-- de que se diera de baja este año: "Borrarme me supone un duelo terrible después de 42 años, pero con este señor yo no sigo más. Hubiera seguido por mantener el número pero es que ya me da igual... Si se fuera y entrase cualquier otro, yo volvería a ser abonado con mi mujer. Pero con él, no sigo", sentencia Herrero.

"Ya no es el dinero --prosigue--, es que este señor nos ha quitado las ganas de fútbol. Zaragocista seré toda mi vida, pero con Agapito es que no puedo más", se lamenta un abonado con 42 años de carrera, que finaliza citando el perjuicio estético que ahora pasea el club fuera de la ciudad. "Al Zaragoza siempre se le ha querido en España y ahora, yo lo sé porque mi hija vive fuera, es increíble la imagen tan negativa que tienen. Es para verlo".

En la misma línea se pronuncia Quique Sánchez, más joven (22 años), con cinco a sus espaldas con sitio fijo en La Romareda. "Yo no tenía mucho tiempo para ir, si no a lo mejor hubiera seguido pero tampoco me gusta cómo está yendo la política del club. Hasta que no haya otra gente al mando, no me atrae mucho el proyecto. Es la desilusión de ver que esto no va para delante nunca... Antes teníamos buenos jugadores, ahora no hay nada", dice y concluye: "Yo no me he ido porque se haya bajado a Segunda. Lo he hecho porque, aparte de que ya no me ilusiona este equipo, vas a La Romareda y no vas a ver buen fútbol. El Zaragoza siempre ha sido un equipo que a la gente le gustaba ver jugar. Ahora ya no tiene eso".

José Manuel Tejero (46 años), 32 como abonado, más de lo mismo. "Agapito Iglesias es el culpable de esta situación y yo ya lo estaba pasando muy mal. El Real Zaragoza me estaba haciendo sufrir y no me apetecía seguir igual, necesitaba desconectar y por eso he preferido no renovar el abono. No veo solución y ahora mismo el Zaragoza está abocado a la desaparición", dice el exnúmero 1.100 de abonado. "He visto al Zaragoza otras veces en Segunda y nunca había pensado en no mantener mi abono. A veces todavía pienso que ha sido una traición, pero ha supuesto una liberación".

Luis Carlos Tortajada (45 años), cerca de 35 como abonado, centra su decisión en dos motivos: "Primero el asunto de Agapito, porque no le veo viabilidad al club, y el segundo, es que no quiero seguir subvencionando a un personaje de este tipo. Me ha dado mucha pena, porque mi abono estaba por debajo del número mil, pero no podía estar así más tiempo. Ya estábamos hartos. La televisión tampoco ayuda, porque te cambian los horarios siempre".

"Estaba harto de aguantar gentuza y sufrir por ver en lo que se ha convertido el Zaragoza", dice José María Martí (62 años), con sitio en el palco de La Romareda durante 15. "Ahora tenía ya un palco en el Príncipe Felipe y voy a divertirme y no a sufrir. Llevaba yendo al fútbol desde hace 40 años, pero lo de ahora no había sucedido nunca". Sirva de dato que desde que el señor Iglesias llegó al club se ha perdido la cifra de 13.000 abonados. Ahí es nada.