--¿Ha superado el mal trago de su salida del Brighton?

--Sí. Fue algo que terminó raro, algo único que no pasa en otras partes del mundo. No estaba preocupado porque yo sabía bien qué había hecho y qué no había hecho, pero al principio te preguntas qué pudo pasar y empiezas a analizarlo todo. Después de unos días, cuando vuelves a la realidad, te das cuenta de que no tienes nada que ocultar y que hay que darle para delante. Los resultados están ahí, y la opinion de los jugadores y los aficionados también.

--¿Qué conclusión ha sacado?

--Es algo que no entiende nadie. Aprendí mucho, por ejemplo que no puedes confiar en mucha gente. Y que cuando alguien te quiere fuera, da igual lo que hagas o cómo te comportes, bien o mal. Te van a tirar afuera de todas formas. Ni siquiera hacer la mejor temporada en 30 años te sirve. Al fin y al cabo hay que ser un poco más natural. Al principio te golpea, evidentemente, pero que los jugadores te sigan llamando y que, pese a que ha pasado un tiempo, cada vez que juega el Brighton hablan del Brighton de Poyet, significa que hiciste algo bueno.

--¿Se ha arrepentido de ser tan sincero al final de la temporada, cuando surgieron rumores de clubs interesados en contratarle y dijo que le apetecía mucho dirigir en la Premier League?

--Me lo he preguntado yo también. No quiero empezar a actuar, no voy a ser otra persona por haber sido honesto. A mí si me preguntan si voy a ir al Zaragoza, diré: "Sí, espero". Y a quien le guste, bien. Pero no quiere decir que vaya a ir ya, quiere decir que algún día iré.

--No parece que vaya a ser pronto, en todo caso.

--Yo no me voy a estar rompiendo la cabeza para hacer entender a alguien que me gustaría dirigir al Zaragoza a partir del año 2020, por ejemplo. No hay dudas. Que lo entiendan como quieran los retardados. De acá a que me muera me gustaría dirigir al Zaragoza. Si tiene un técnico como ahora, lo respeto y quiero lo mejor. Yo soy hincha del Zaragoza y quiero que gane la Liga y suba. El día que se dé que el Zaragoza no tenga técnico, yo no esté trabajando y nos encontremos, bárbaro. Ahora que eso no es mañana, yo no sé cuándo será. Igual no pasa, aunque yo digo que va a pasar. Pero que yo diga eso no quiere decir que me quiera ir de donde estoy.

--¿Se va a quedar en Inglaterra?

--Quiero ser sincero y le digo que hasta enero me voy a quedar en Inglaterra porque me gustaría ver si tengo una chance como pienso. Si estoy en lo correcto, la tendré; y si me equivoco, a partir de enero empezaré a mirar hacia fuera. Eso no quiere decir que si viene un equipo de primer nivel del otro lado del mundo le vaya a decir que no.

--¿Cree que esa salida tan extraña le ha podido afectar?

--Pensé por un momento que sí y por eso mostré una actitud agresiva, creí que tenía que salir públicamente a clarificarlo. Pero he chequeado entre la gente, he estado en partidos de fútbol, con aficionados, en la televisión... y todo el mundo tiene la misma opinión: que es una tontería lo que hizo el club. Hay una razón, pero nadie la sabe.

--La decisión se la comunicaron estando en televisión.

--Sí. Estaba con la BBC haciendo la Copa Confederaciones. Apagué el teléfono a las 19.20, cuando estaba en maquillaje, y a las 19.23 entré en el estudio, por supuesto sin teléfono, que lo dejé cargando. Había estado todo el día negociando con el Brighton para llegar a un acuerdo para terminar. Entre las 19.30 y las 19.57 estuvimos en el aire comentando los partidos y a las 19.58 le dieron paso a los narradores en Brasil y me preguntaron que si quería la cena.

--Lo tiene todo bien grabado.

--Me acuerdo hasta de la cena. Era una ensalada con pollo, una caesar salad que dicen aquí, y un poco de té con leche. Tres o cuatro minutos después de pedirla, el presentador se apretó el pinganillo que tenía en el oído, me miró y me soltó: "Acabas de perder tu trabajo". Yo digo: "¿Cómo?". "¿Lo sabías?", me pregunta. "No", respondo. "¿Te lo esperabas?", dice. "Hoy en día en el fútbol me espero cualquier cosa". "¿Dónde ha salido?", pregunto. "Está en la web de tu club", me dice. "¿Me pueden traer una copia?", le digo. "Claro". Así que me bajaron una copia y pedí mi teléfono para llamar mientras estábamos viendo el primer tiempo del España-Nigeria. Mientras me comía la ensalada miraba el teléfono, pero no llegaba ni un mensaje de texto ni nada. Cuando terminé de comer, ya hacia las 20.20, le pedí al presentador si podía salir del estudio.

Caminando por el pasillo llamé a los abogados. Ellos me comunicaron que a las 19.48 habían enviado un email diciendo que me echaban. Increíble. Me verán cuándo tenga 80 años, cuando vaya con bastón, y contaré la misma historia porque es así de fácil. Cuando volvimos al aire al final del primer tiempo, el tipo me dijo: "Oye, te tengo que preguntar de esto porque es increíble". "Sí, sí. La BBC va a estar encantada porque por primera vez en la historia a un entrenador lo echan mientras está en la televisión". Así fue y así lo dije.

--¿No tuvo ninguna conversación con el presidente del Brighton o algún directiva?

--No. Me echaron por email a las 19.48. En ese momento yo estaba hablando en directo en televisión. Da igual lo que quisieran decir ellos después.

--No logra olvidar.

--Estoy tratando de pasarlo. Por lo que he visto, mi reputación está intacta, pero hubo un momento que fue un drama. No podía hablar, parecía que estaba en prisión.

--Pensando en su futuro, es un buen momento para seguir en Inglaterra. El nivel de las competiciones allí se ha elevado en los últimos años.

--Igual que a todos los entrenadores, a mí me gustaría dirigir a los mejores equipos. Pero para llegar ahí hay un proceso. Cuando decidí ser entrenador principal, creí que en Inglaterra, con el nombre que tenía, iba a conseguir un equipo de Segunda pronto. Pero se pasó el primer verano y no agarré ninguno. Ahí me dije: "Tengo que bajar una categoría". Así que decidí tomar un pequeño riesgo y en noviembre del 2009 salió lo del Brighton, como un Segunda B. El equipo estaba el 20 de 24, pero confiaba en mi trabajo y ahí me metí, a empezar desde abajo. Lo salvamos, luego subimos y al final casi llegamos a la Premier.