El CAI Zaragoza aún está verde. A falta de dos semanas para el arranque de la competición oficial, el choque de presentación sirvió para sacar a la luz y ante la propia afición los aspectos que aún están por mejorar, que son unos cuantos. También se vislumbraron algunas de las virtudes potenciales de este equipo, que también son unas cuantas. En cualquier caso, todo pasa por continuar el proceso de formación del equipo, acelerarlo si es posible para empezar la Liga con garantías.

El equipo de Abós fue de más a menos y acabó atrapado en la red del Laboral Kutxa, jugando a su ritmo, sin opciones de triunfo pese a una tímida reacción (67-81). Flojeó el CAI sobre todo en defensa, una de sus señas de identidad el pasado curso. Comenzó activo, cerrando bien el rebote, pero su intensidad se fue apagando poco a poco hasta dejar de oponer resistencia al Baskonia, que jugó a sus anchas. Tampoco brilló el CAI en ataque, donde todavía ha de encontrar su ritmo.

A pesar de contar con un 2,16 bajo el aro, el equipo aragonés apenas sirvió balones interiores en toda la tarde, lo que facilitó la defensa vitoriana. Así, el CAI se empeñó en buscar el atajo desde el triple, bien de manera precipitada, bien con una buena oposición rival. El CAI tiró las mismas veces desde 6,75 que desde más cerca (28), con un pobre acierto desde el triple que le condenó definitivamente. Otros factores que influyeron fueron las excesivas pérdidas y un progresivo alejamiento del rebote.

Quitado el primer cuarto (20-18), las dificultades para anotar fueron una constante en el juego del CAI, que se agarró a la muñeca de Sanikidze, la garra de Jones, el potencial de Shermadini, aunque todo de manera intermitente, con cuentagotas. Así, en cuanto el Laboral Kutxa puso la directa en el segundo cuarto con un Nocioni agresivo como si se tratara de una final, una intensidad superior y un juego más coral que el del CAI, tomó una distancia cómoda en el marcador que permitió a Scariolo hacer rotaciones más largas.

Lo intentó el CAI, quiso pero no pudo. Tras el momento más crítico en el tercer cuarto (38-55) emergieron Shermadini y Tabu para enjugar diferencias y meter de nuevo al CAI en el partido (55-63). La distancia era salvable pero no por el camino elegido por los aragoneses, que hasta el final dejaron pinceladas individuales, poco o nada de juego colectivo, por lo que el marcador fue fluctuando, abriendo y cerrando la puerta para el CAI. Pero este CAI Zaragoza todavía está muy verde.