Tiene la sensación de empezar a estar rodeado de gente que le presiona, algunos que le persiguen, otros que tratan de desestabilizarlo. No solo en el bando contrario, ese virtuoso Jorge Lorenzo o esa desequilibrada Yamaha, que intenta buscar un punto de sanción más para que el joven de Cervera salga último en cualquiera de las dos carreras que faltan. También en el bando amigo, en el propio equipo Repsol-Honda donde Dani Pedrosa no le dará tregua: "Porque yo todavía puedo ser campeón y no pararé hasta que no esté muerto", dijo.

Nadie, absolutamente nadie (ni siquiera esos que le buscan las cosquillas porque es excesivamente agresivo, no respeta títulos ni galones, corre para ganar aunque tenga suficiente con ser tercero, es el rookie de la historia y ha acabado con todos los privilegios, incluido el que poseía su ídolo, Valentino Rossi, de ser la sonrisa del paddock) quieren verle perder un título que tenía en sus manos pero que, tras el error, el inmenso error, de Phillip Island se le ha complicado un poco. "Pero no mucho, pues seguimos siendo líderes".

"Yo ya he olvidado el percance. Es más, en cuanto me quité el mono y me di una duchita, fui al encuentro de los míos y les dije: borrón y cuenta nueva. Nos vamos a Motegi y hay que intentar ganar para solucionar esta pifia", explicó ayer Márquez. "El equipo está entero, el equipo sabe que cuando yo gano, ganan ellos; cuando yo pierdo, pierden ellos; cuando ellos fallan, fallo yo; el equipo sabe que yo también la cago. Y ahora el equipo quiere darme una moto para que gane en Motegi. El equipo es una piña y ya les anuncio a los que quieren enrarecer el ambiente de este grupo que no lo van a lograr".

Ni que decir tiene que Márquez le tiene más miedo al tifón Francisco, que llegará a Motegi algo debilitado, que a sus adversarios de fuera y dentro de la pista. Llueve sobre Motegi. De momento, chirimiri. Pero se anuncia agua todos los días, menos el domingo. El sábado, diluvio.

Persiguiendo otro castigo

"El agua no es buena compañera cuando te juegas algo --señala Márquez--, pero, si no hay más remedio, patinaremos sobre ella y trataremos de hacer nuestro trabajo, que es intentar ganar; y si no, el podio". Jorge Lorenzo, que ahora sí cree que Márquez "debería de haber sido sancionado por su agresiva manera de incorporarse a la pista tras cambiar ilegalmente de moto", piensa que el mal tiempo le puede ayudar. "Cuantas más cosas pasen, mejor", comenta el campeón, imitando a Fernando Alonso cuando busca el caos para intentar frenar a Sebastian Vettel.

La estrategia de Yamaha y de Lorenzo gusta poco en el paddock. Todo el mundo, incluido Lorenzo ("he entrado pasado, me he tenido que abrir mucho, temía la incorporación de Marc y, sí, creo que es un incidente de carrera y, si hay culpables, es al 50%", dijo el domingo en Phillip Island), consideró aquel lance no punible. Ahora, cuatro días después y 25 puntos más cerca de Márquez, Lorenzo y Yamaha quieren que el líder salga, o en Motegi o en Valencia, desde la última fila. O eso piden a Dirección de Carrera.

Pedrosa no piensa ayudar

Tampoco parece que Pedrosa esté muy contento con lo que está haciendo Márquez y ayer ya dijo que él piensa salir a ganar. "A mí, la pelea entre Marc y Jorge me da igual". Y no solo eso, sino que pide que no se generalice y se culpe a Honda de lo ocurrido en Phillip Island. "No se puede hablar de Honda; ha de hablarse del equipo de Marc y del equipo de Dani", sentenció olvidando, tal vez, que sus jefes, Shuhei Nakamoto y Livio Suppo, lo son al completo. Le duela, o no, a Pedrosa, quien falló fue Honda. Y quien ha pagado el pato ha sido Márquez, sin perder la sonrisa. Quien intenta sacar tajada es Lorenzo. Y, quien mira hacia otro lado es Pedrosa.