La última visita del Alavés (un 11 de octubre de 2008) a La Romareda conserva una pequeña anécdota que, cinco años después, resulta reveladora de lo que puede cambiar el fútbol. Aquella victoria en la categoría de plata por 4-2, con dos goles de Oliveira, uno de Jorge López y otro de Caffa, supuso el único partido oficial de Fabio Coentrao como zaragocista. El portugués, que había llegado cedido por el Benfica como parte del traspaso de Aimar, saltó al campo en el 83 por Jorge López y completó diez minutos con el descuento. La Romareda ya no lo volvió a ver y se cansó de su ostracismo para marcharse, también cedido, al Río Ave en enero.

Marcelino no contó nada con el ahora madridista, entonces un extremo de 20 años, que llegó en julio y al que su peculiar carácter tampoco ayudó a integrarse en la dinámica del entrenador. En su etapa zaragocista, Coentrao fue más noticia fuera que dentro del campo, pero lo cierto es que, amistosos al margen, no tuvo la ocasión ni de equivocarse. Diez minutos ante el Alavés quedan muy lejos de cualquier evaluación.

El resto es historia. El Zaragoza logró el ascenso y dio tumbos en la elite hasta recuperar la Segunda, mientras que, en su vuelta a Portugal, Coentrao empezó una carrera fulgurante. Esa media temporada en Río Ave le permitió quedarse en el Benfica y, en el 2011, Mourinho se empeñó en que fuera madridista, por 30 millones. Ha sido internacional en 42 ocasiones y ahora es sobre todo lateral, dejada de lado ya la condición de extremo. La salida de Mou le ha restado protagonismo en el Madrid, pero Fabio se ha hecho un hueco importante en el fútbol europeo y solo tuvo unos pocos minutos de zaragocista. Ante el Alavés.