El penalti que Trujillo Suárez señaló a David Cortés en el tiempo de descuento admite, como mínimo, dudas, porque parece que no traba al rival, pero no tiene ninguna interpretación que este Zaragoza se ha convertido en una central de regalos para los rivales. Vivo ejemplo de la inconsistencia, de la inmadurez, este equipo, que no supo gestionar un claro 2-0 en la mejor primera parte del curso en La Romareda, dejó que el Alavés, un rival mediocre, con un solo plan, le empatase en una desconcertante segunda parte, donde la transformación es digna de estudio, un segundo capítulo en todo caso tras lo vivido en Riazor la semana anterior. Cuatro puntos en dos partidos se ha dejado este Zaragoza. Ojalá no se echen de menos en un futuro...

Ni un solo aficionado podía esperarse ese final al descanso, viendo la estatura zaragocista y el poco rival que había enfrente, pero el bajón fue la autopista por la que el Alavés se coló para sacar un empate en una segunda parte, diga lo que diga Herrera, desastrosa. Contemplar cómo Viguera y Guzmán fabricaron el primer gol y observar la subida del veterano Jarosik para que dejara el balón de cabeza y Cortés derribara, o no, en el penalti a Toti es para caer en la mayor desesperación. Este Zaragoza, lejos de hacer sonreír a su afición, harta de estar harta, le sigue quitando vida a toneladas.

El equipo pudo dormir anoche segundo y no lo logró por culpa de sus propias miserias. Hace tiempo que el fin justifica los medios en este Zaragoza y la victoria, aunque hubiera sido con ese grado de sufrimiento, habría sido un paso más. Nada de convincente, sí, pero un avance. Sin embargo, como en Riazor, el triunfo se marchó entre los dedos, cuando parecía hecho. Y no es solo cuestión de suerte, que también, es, ante todo, un problema de miedo, de debilidad, de inconsistencia y de fondo físico. Ni más ni menos.

El caso es que el Zaragoza, con Roger en la banda izquierda y con el guión previsto, salió mucho más entonado que en otras presencias en La Romareda. Ninguna maravilla, sí, pero bien puesto, con cierto criterio en el pase y con una sensación de controlar el partido ante un Alavés solo ordenado, agazapado, esperando su oportunidad. En la primera parte, solo la tuvo en un centro de Guzmám, su mejor jugador junto al goleador Viguera. El resto, fue un dominio casi aplastante del Zaragoza, donde José Mari y Acevedo se hicieron con el medio para que Barkero y Henríquez centralizarán las operaciones. El chileno no acertó en una vaselina a pase de Paredes pero fabricó un gol con un gran envío que Roger envolvió en la red. El valenciano se reivindicó con ese tanto, pero está claro que es más 9 que extremo.

Nano, con un monumental error a centro de Abraham, le puso el segundo a los pies de Barkero, que no desaprovechó el regalo. Para entonces, La Romareda respiraba aliviada, sintiendo que los tres puntos solo tenían color zaragocista.

En el descanso Herrera no cambió. Ni el Alavés. El partido, sí. Al Zaragoza le salió su peor cara, la temerosa, la de la abulia competitiva, la que le convierte en un títere. No tardó en verlo el Alavés, que con Guzmán y Viguera empezó a crear peligro. Paredes cortó un buen pase del delantero, pero el capitán, y toda el entremado defensivo, hicieron la estatua en el gol, donde Viguera se plantó ante Leo con una facilidad para llorar.

Por entonces, en una Romareda con una floja entrada, ya se escucharon pitos, que aumentaron, porque se veía claro que el resultado peligraba. Herrera, que otra vez gestionó mal los cambios y que debió quitar antes a un Acevedo fundido, apostó por Movilla, Jorge Ortí y Cidoncha, pero no hubo soluciones. Movilla anduvo perdido, Ortí nunca se equivoca por lo poco que aparece y a Cidoncha, señalado por la grada, le sucede al contrario, se le ve mucho y falla más. Solo Barkero, que ofreció dos buenos pases que Cortés no acabó, mantenía el tipo, mientras Henríquez, mucho menos protagonista, se perdía en carreras hacia ningún sitio. Así se llegó al final, con el corazón en el puño, con la dejada de cabeza de Jarosik y con el penalti. Adiós a otra victoria y bienvenida otra colección de dudas...