Se acercó Gerardo Martino y le planteó una pregunta a Leo Messi. Era mucho más que una pregunta porque implicaba alterar el ecosistema táctico, descubierto y mimado por Guardiola, preservado por Tito, que le había convertido en el mejor jugador del mundo. Llegó Tata y abrió un asunto, hasta ahora inabordable, porque ha sido capital en el pasado glorioso del Barça. "Tuvimos una conversación con Leo al inicio de este ciclo", reveló ayer el técnico, sin precisar si se refería a su ciclo como entrenador o, tal vez, al ciclo previo al Milan y Madrid.

"De un tiempo a esta parte, él ha jugado prácticamente siempre de falso nueve. Y entonces pensé en preguntarle qué había sucedido con aquello de jugar a la derecha". Dicho y hecho. En el clásico, y mientras Messi busca al mejor Messi, ejerció de extremo. No se sabe si porque Martino lo ha convencido para siempre o es, quizá, "una necesidad" circunstancial del duelo con el Madrid, donde quería alejarlo del tráfico de centrales blancos.

Pero Messi volvió a la banda derecha, una posición que no había pisado en un clásico desde el 2009. Aunque sus números (12 goles en 12 partidos) hablan del Messi de siempre, su fútbol ha perdido frescura y chispa, condicionado por esas dos lesiones en el bíceps femoral de las dos piernas. Sea por lo que sea, Messi no está siendo Messi. Aunque Tata no ve problema alguno en su cuerpo. "Físicamente está bien, el otro día jugó los 90 minutos", argumentó. En la banda o en punta, Messi y su equipo juegan hoy a las 22.00 en Vigo contra el Celta de Luis Enrique.

EL EJEMPLO DE HIGUAÍN

Martino, rosarino como Leo, tiene una ventaja sobre el resto de los técnicos que le han dirigido. Es un entrenador que le puede hablar de forma diferente a Rijkaard, con quien debutó (2004) después de que tutelara con calma su irrupción, Guardiola, con el que conquistó cuatro Balones de Oro consecutivos, alcanzando la cima del fútbol mundial (2008-12), y Tito, a quien tuvo cuando era cadete. Tata, en cambio, no solo se ha acercado a él sino que también le ha cambiado de posición, abriendo un nuevo escenario táctico. "En algunos partidos, y en otras épocas con Argentina, había arrancado más atrás", explicó el técnico. Y puso un ejemplo: "Jugaba por detrás de Higuaín". En el Barça, el 9 no existe porque era Messi. Los que había (Etoo, Ibrahimovic y Villa) fueron engullidos por el argentino. Establecido en el centro del ataque, nadie lo cambió. Hasta que apareció Tata. "A nosotros nos parece muy bueno poder utilizarlo en varios lugares. Y se lo comentamos porque hay partidos en que hay necesidades y en los que puede desequilibrar más por afuera", afirmó el técnico argentino.