Nuria Fernández, Kim Clijsters, Paula Radcliffe, Natalia Rodríguez, Beatriz Manchón o Nina Zhivanevskaya tienen varias cosas en común. Todas ellas han sido deportistas de élite y realizaron grandes marcas siendo mamás. El caso más paradigmático fue el de Nuria Fernández, que tras ser madre logró el mejor triunfo de su carrera. Fue oro de los 1.500 lisos del Europeo de Barcelona en el 2010. Por su parte, Paula Radcliffe, la plusmarquista mundial de maratón ganó en Nueva York diez meses después de tener su primera hija. Y la tenista Kim Clijsters ganó dos Open de Estados tras ser mamá.

Antes de que llegara la democracia a España era una cosa muy extraña que las madres regresaran a la alta competición. Pero ya se han incorporado con los años de manera decidida al deporte de alto nivel. Han sido las estrellas nacionales en los Juegos de Londres. El último caso lo protagoniza Marina Alabau. Ganó en septiembre la plata en los Mundiales de vela en Santander tras diez meses parada por la maternidad. La sevillana fue oro olímpico en Londres.

EL PASADO

Nieves Palacios es jefa de Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Consejo Superior de Deportes. "Hace años la competición femenina estaba vista de diferente forma. El porcentaje de mujeres deportistas se ha duplicado de los Juegos de Barcelona a los de Londres. En 1990 había una deportista de triatlón que tuvo su niño y se entrenó hasta casi el octavo mes de embarazo por lo que nadaba con una tripa considerable. Tuvo el niño y a los cuatro días volvió a entrenarse. Aunque es un caso extremo", dice Palacios.

Para la médica es difícil compaginar el deporte de élite y la maternidad. Pero es posible. No hay una regla escrita. Depende de cómo haya sido el embarazo, cómo haya sido el parto, si dan el pecho o no lo dan, del deporte que hayan hecho. Pero pueden empezar a entrenar suavemente a los quince días si todo ha ido fenomenal. Es básico conocer tu cuerpo y hacerle caso". Palacios explica que cada vez hay más casos de mujeres que trabajan, se entrenan y tienen sus niños. "Lo más difícil es encontrar ese tiempo debajo de las piedras porque no hay suficientes horas en el día", afirma Palacios.