La negociación para el Expediente de Regulación de Empleo vive horas decisivas y tras la reunión entre el Comité de Empresa y el club el pasado miércoles los últimos contactos han sido muy negativos. Tanto que las posibles medidas de presión ante el desacuerdo con lo planteado por el Real Zaragoza ya están dibujadas, porque los trabajadores han tramitado la solicitud de huelga para el próximo partido en casa, ante el Tenerife (domingo 2 de noviembre, 18.00), petición que ya conoce el Zaragoza.

El partido, en todo caso, no peligra, porque habrá servicios mínimos para esa cita ante el cuadro tinerfeño. De todas formas, desde la entidad ya se les ha hecho llegar al comité de empresa que, si toman esa medida, se entenderá como una ruptura en la práctica de cualquier negociación y que el ERE se aplicará de la forma prevista, con 210 rescisiones de contratos de las 292 previstas, la mayoría entre los denominados fijos discontinuos, que son alrededor de 170 y que son los empleados que se encargan de hacer funcionar La Romareda en los días de partido.

La idea es la externalización de esos 170 empleados, como ya pasó con los servicios médicos, por ejemplo, pero en la última reunión, el miércoles, se abrió la posibilidad de que al final no se diera la externalización si se lograba rebajar un 30% los costes.

Desde los trabajadores del Real Zaragoza el mensaje que se dio ayer es el que el fin de semana va a ser decisivo para ver si se toma alguna decisión, que se ha pospuesto para el lunes. Así se aseguró ayer en la página de Facebook que los empleados del Zaragoza han creado desde que se anunció el ERE el pasado 9 de septiembre: "Si a lo largo de este fin de semana no hemos tenido respuestas satisfactorias a las propuestas que le hemos hecho al club, nos vemos en la necesidad de tomar medidas de presión. Os lo comento para que estéis preparados por lo que pudiera ocurrir, en principio no puedo decir nada más, el lunes tendréis un comunicado oficial más extenso" se asegura en esa página desde ayer por la tarde.

En un primer momento el club apostó por externalizar la mayoría de los servicios y por rescindir 210 de los 292 contratos, que iban a ser absorbidos muchos por las empresas. Sin embargo, en el núcleo principal de los contratos, los 170 trabajadores fijos discontinuos que en su mayoría están para los partidos en La Romareda, es donde está el principal hándicap. El miércoles se les propuso desde la empresa la rebaja de un 30% de los costes, a través de reducciones salariales y en último caso despidos voluntarios, pero el acuerdo parece muy complicado en estos momentos.