La niebla es un elemento que provoca que las victorias, los ataques y las fugas sean más épicas en ciclismo. Cuando aparece en una cumbre, como esta tarde en Alto Campoo, en el tramo novedoso denominado Fuente del Chivo, corazón de Cantabria, hace que una etapa sea más intensa, más emocionante. Y si encima se acompaña del frío, en una jornada más invernal que veraniega, todo se torna más brillante. Y si además Purito Rodríguez muestra su pillería, deja hacer a Fabio Aru y luego lo captura, la Vuelta gana, la Vuelta sigue, la Vuelta está viva.

Aru es un ciclista cargado de futuro. Es la confirmación en el relevo italiano de un Vincenzo Nibali que todavía debe escribir muchos éxitos. Tal vez este sábado, desconocedor de que Alto Campoo era una ascensión sencilla hasta los últimos dos kilómetros, se precipitó en su ofensiva, a cuatro kilómetros de meta. Y también este sábado evidenció Purito Rodríguez que la gesta es difícil, la victoria no es sencilla, pero que tiene todas las opciones porque Aru, al menos en Alto Campoo, no fue tan fiero como en Andorra.

Aru y Purito deben seguir a la ofensiva, domingo y lunes, en las dos próximas citas de montaña por Asturias. Deben hacerlo, incluso más como aliados que como rivales, puesto que la amenaza para ellos se llama Tom Dumoulin, quien va cediendo segundos, pero aliado a la resistencia. Aru y Purito están igualados en la contrarreloj. No son buenos en esta disciplina donde el holandés es un artista. El miércoles, contrarreloj en Burgos.

Alto Campoo también ha sido el territorio de la resurrección de Nairo Quintana, recuperado de su gastroenteritis y sin una intención de retirada, tras el amago del viernes. Quintana pasó al ataque, pero para cualquier sueño en rojo debe demarrar de lejos.

La etapa estuvo marcada también por la fuga en la que iba Alessandro de Marchi, vencedor en la cima, que recompensó a su equipo, el BMC, de la tristeza por la retirada de Samuel Sánchez debido a una infección en un pie que le impedía pedalear.