Nuevos tiempos en Peña Guara

Nuevos tiempos corren en Peña Guara, el club de montaña más grande en Aragón con sus 4.300 socios. Fue la entidad oscense la pionera del himalayismo en Aragón. Un grupo con Javier Escartín, Lorenzo Ortas, Toño Ubieto, Ignacio Cinto, Víctor Arnal y Gerónimo López holló la cima del primer ochomil para Aragón. Era el Gasherbrum I en el año 82. Después llegaron los éxitos en el Everest en octubre del 91, el Nanga Parbat en el 93 y, por fin, el K-2 en el 95. Pero tras la tragedia en este monte donde murieron Javier Olivar, Lorenzo Ortiz y Javier Escartín, la entidad pasó página.

Comenzaba otra etapa en la que se empezó a dar preponderancia a la escalada, de la que los grandes abanderados son Cecilia Buil y Dani Ascaso. Ahora una de las prioridades es el trabajo de cantera con los más jóvenes. Por eso a Lorenzo Ortas, vicepresidente del club y uno de los grandes himalayistas, se le cae la baba cuando ve trepar al más de medio centenar de niños de la escuela de escalada en el pabellón Pío XII.

Virginia Pérez coordina la escuela del club oscense. "Hace años el enfoque era de montaña a lo grande. Pero estaba al alcance de muy pocos. Hoy en día abrimos la actividad de Peque Guara para que desde muy pequeñines los niños se manejen en montaña. De los niños que pasan por la escuela estoy segurísima que de mayores muchos serán grandes alpinistas", explica Pérez.

La escuela de escalada cuenta este año con 56 niños hasta los 13 años. Se subdivide en dos grupos. "El denominado Taller del Trepa es para niños de cinco a diez años. Después en la escuela de escalada contamos con dos niveles. El primero es para niños entre ocho y diez años que están en el Trepa y están más motivados para escalar una vez a la semana. A partir de los diez años vienen dos días a la semana. Después se supone que tienen suficientes conocimientos para escalar por su cuenta", indica.

La trayectoria

Pérez lleva siete colaborando con el club y tres en la escuela de escalada. Sus dos niños están apuntados a la actividad. "Cuando empezó mi hijo habría una docena entre taller y escuela y ahora es un boom. Ha aumentado muchísimo porque es todo más abierto. Antes el Taller de Trepa era el lunes y ahora es lunes y miércoles, con lo que se llenan los cupos de 16 niños cada día".

Pérez explica que no es necesario hacer captación para que los niños se apunten. "No hace falta hacer mucha publicidad. Hay niños en lista de espera desde el mes de septiembre. Más que algo que ofertamos, es algo que demandan. También influye el boca a boca entre los padres. Si tuviéramos más espacio, se ampliaría la inscripción", dice.

Los niños de cinco a diez años se dividen en dos grupos de ocho escaladores. "Los pequeñines juegan en el boulder y los mayores escalan con cuerda. Al siguiente lunes intercambian la actividad. En el boulder se busca el equilibrio, la coordinación, el trabajo de equipo y aspectos técnicos y lúdicos". En la escuela trabajan cuatro monitores. Con Pérez están Iker Madoz, Urbez Ramón y Miguel Lacarda.

Las jornadas con salida a la roca son una verdadera fiesta. "A los niños y los padres les encanta salir a la roca. Es una jornada para estar entre compañeros y es muy chula. Las hacemos los sábados, porque en domingo al día siguiente hay cole y entrenamiento de escalada. Buscamos un poco de variedad como en Olvena, Rodellar y Alquézar. También vamos descubriendo zonas más lejanas como Morata y Calcena".

La mayor parte compite en los Juegos Escolares. "Hoy en día la escalada está enfocaba para adquirir conocimientos y que los niños se manejen solos. No les presionamos y no se piensa en la competición. Aunque estamos promocionando los Juegos Escolares y compiten una treintena. Les gusta porque se juntan con niños de clubs de Barbastro, Monzón, Benasque... Aunque la competición se podría plantear mejor", afirma Virginia Pérez.