--Y como colofón el gol de Nayim.

--Fue el guión idóneo para todo lo que sucedió esa temporada. Tú puedes hacer un gol de otra manera faltando tan poco, pero que aparezca esa obra de arte parece imposible. Eso fue brutal.

--¿Se queda con algún momento de todo lo vivido en aquella final?

--Es imposible. Momentos hay muchos, pero creo que los más impactantes fueron la llegada al campo, cuando marcó Nayim y evidentemente el recibimiento que tuvimos en la plaza del Pilar. Son tres momentos brutales.

--¿Recuerda la vuelta olímpica de Alfonso Soláns padre?

--Sí, claro. Era un tipo entrañable. Estuvo en todo momento con nosotros en París. Fue un gran presidente. También tengo recuerdos de todos los compañeros, porque la verdad es que había muy buen ambiente. Me acuerdo mucho de Sergi, que nos hacía reír a todos, era un gran tipo y, pese a no ir convocado o no jugar, hacía equipo.

--¿El homenaje a Cáceres les sirvió para rememorar todo aquello?

--Cáceres, aparte de ser amigo mío, era una persona muy querida en el vestuario. Se hacía querer, era humilde, calmado, y sin embargo, en el campo era intenso. Era un líder dentro del vestuario sin hacer ruido, lo que es difícil. En su homenaje la gente demostró que lo sigue queriendo y también a nosotros.

--¿Cuesta pasar de aquello a lo que ha vivido el Real Zaragoza en la última década?

--Ha habido momentos duros, pero ahora hay ya un camino marcado. Los nuevos propietarios han llegado con la intención de sacarlo adelante, pero hay que tener la cabeza en su sitio y saber desde donde se arrancó para corregir esto. Hay que tener paciencia. Yo sé que para el Zaragoza no debe ser una opción sino una obligación estar en Primera, pero no a costa de ya. La afición tiene que ser consciente de que salir del fango no es fácil.

--¿Llegó a pensar en la desaparición?

--Creo que lo pensamos todos. Ese miedo lo tuvimos todos, pero también teníamos en la mente que se trataba del Real Zaragoza y que podía salir alguien dispuesto a sacar el club adelante. Ahora se han encontrado una solución, pero es necesario consolidarla. Es necesario volver a Primera cuanto antes, pero con un proyecto sólido. Yo creo que el Zaragoza volverá a ser lo que fue, pero no cuándo va a ser.

--Usted ya es de los pocos jugadores que vinieron de fuera y que se ha quedado a vivir aquí.

--Me case aquí, mis dos hijos son maños, y yo sabía que mi vínculo con Zaragoza ya no era solo deportivo sino personal. Mi arraigo al club y a la ciudad es total. Dentro del poco habré vivido más aquí que en Sevilla. Además, pese a no haber participado mucho en aquella época, siempre me he sentido muy querido por todos, afición, prensa, y estoy encantado de estar aquí.

--Y usted es uno de los que ha decidido seguido ligado al fútbol en la faceta de entrenador

--Es algo que me gusta. Mi objetivo es progresar y soy ambicioso en eso, pero nunca sabes cuando te va a llegar el premio. El trabajo hay que hacerlo, pero lo importante son los resultados.

--Empezó desde abajo y ahora lleva varias temporadas en Tercera División con buenos resultados.

--Así es. Antes de entrenar en Tercera División pasé por el Valdefierro, Hernán Cortes y luego fui coordinador del Balsas. Antes había entrenado en Murcia a benjamines. Y luego, tras dos años viendo toda la Tercera División, me dieron la oportunidad en el CD Ebro con Jesús Navarro. Mirando hacia atrás tampoco me puedo quejar. En la primera temporada con el Ebro acabamos terceros y jugamos el playoff, a la siguiente lo mismo con el Ejea y luego volví al Ebro, donde fuimos campeones y ascendimos. Y ahora queremos estar arriba con el Ejea otra vez.

--¿Le dolió no haber podido seguir esta temporada con el Ebro en Segunda B?

--Soy una persona temperamental, pero al final, aunque no quieras, debes entender todo. Creo que la temporada pasada todos hicimos un trabajo brutal: club, jugadores y cuerpo técnico, pero luego hay decisiones que tú no puedes dominar y que debes aceptar. Yo le sigo teniendo aprecio a Ander Garitano (director deportivo del Ebro). Los dos somos conscientes de que hay un punto entre ambos que tenemos que afinar. Él sabe que yo trabajé mucho, pero él tomó una decisión acorde con sus años de experiencia, que hay que respetar. Si me hubieran preguntado hace seis meses quizás hubiera dicho algo diferente, pero puedo decir de corazón que no tengo ningún rencor al Ebro ni a Ander. Tengo las puertas abiertas del Ebro y en la vida hay que ser agradecidos.

--En verano se comentó que podía ir al Córdoba.

--Hubo conversaciones, pero no era fácil porque antes ya habían hablado con el actual entrenador (Oltra). Mi objetivo es progresar y llegar lo más arriba posible.

--¿Y llegar alguna vez a estar en el cuerpo técnico del Zaragoza?

--Siempre tienes la ilusión de entrenar algún día al Real Zaragoza. Eso es inevitable y decir lo contrario sería mentir, pero hay que ser realista. Yo tengo esa ilusión y creo que voy por el buen camino, pero tengo que seguir progresando para llegar lo más arriba posible. Si es en el Real Zaragoza, mejor, porque sería un orgullo, pero si no habrá que buscar otras opciones.