Hay que remontarse al 31 de octubre del 2010 para recordar la única vez en que Ángel visitó el Heliodoro como rival. Lo hizo como suplente en el Elche, entonces dirigido por Bordalás, en un duelo en el que el conjunto isleño se llevó el triunfo por 1-0 con gol de Natalio y Ángel saltó al césped en el minuto 58. Cinco años y medio después, el ariete vuelve a la que fue su casa, de nuevo como rival y esta vez como titular y gran amenaza para el que es el equipo de su vida --no niega su condición de tinerfeñista-- y el de toda su familia, que hoy estará en las gradas del estadio.

Regresa, además, envuelto en una polémica que le propiciará pitos en su campo. Su celebración del gol que marcó de penalti al Tenerife en La Romareda no gustó en la isla y se alimento ese gesto. Es verdad que el punta pidió perdón el miércoles pasado, por algo en lo que hay mucho que discutir si es necesario disculparse, ya que es natural celebrar un gol en el equipo al que le paga y al que se debe como profesional. Pero Ángel pidió disculpas para quien se hubiera sentido ofendido, un gesto que en todo caso le honra.

Tampoco le ayudan al punta las veces que el club en el que se formó ha intentado, sin conseguirlo, su regreso. La última, el pasado verano, cuando el delantero canario apostó por el Zaragoza y desde el Tenerife se dejó caer que él no hizo todo el esfuerzo para volver.

Ángel ya ha anunciado de forma categórica que no celebrará el gol si anota en el Heliodoro. Sería su noveno esta temporada, donde sus ocho dianas le convierten en el Pichichi zaragocista y su buen momento le hace ser indiscutible para Carreras, tanto por su velocidad como por los espacios que genera entre los centrales. Le ha faltado, eso sí, capacidad en la definición en algunas ocasiones muy claras que mandó al limbo.

A Ángel se le recibió bien ayer en la isla. Firmó autógrafos y se hizo fotos con todo el que se lo pidió en las instalaciones de El Mundialito. El jugador debutó en el primer equipo del Tenerife en el 2006 de la mano de David Amaral. Sin embargo, el descenso tinerfeño a Segunda en el 2010 supuso su adiós para pasar después por Elche, Levante, Eibar y ahora Zaragoza.