Ruth Beitia refrendó su condición de mejor atleta española de la historia al conseguir en los Mundiales en pista cubierta de Portland (EEUU) su duodécima medalla internacional, una presea de plata que le supo a oro, por detrás de la estadounidense Vashti Cunningham, 18 años más joven. Cunningham no cometió un solo fallo hasta que la varilla estuvo en 1,96 y eso le dio el título, ya que la plusmarquista española, la polaca Kamila Licwinko (defensora del título) y la lituana Airine Palsyte también superaron la misma altura.

Hace quince años, en Lisboa, debutó con un séptimo puesto y un salto de 1,93. Desde entonces Ruth no ha faltado nunca a la gran competición invernal, en la que ya tenía una medalla de plata (Doha 2010) y dos bronces (Moscú 2006 y Sopot 2014) y la de ayer era su octava final. Sólo se perdió la de Budapest 2004, donde cayó en la calificación con 1,93 metros.

Beitia llegaba a Portland en su mejor momento. Las once finalistas superaron las dos primeras alturas (1,84 y 1,89). Las despedidas comenzaron en 1,93, altura que eliminó a tres. Cunningham continuó su impecable concurso: 1,96 a la primera. Beitia necesitó dos saltos, pero lo hizo y se colocó segunda entre las cuatro supervivientes.

La colección de todas las medallas logradas por Ruth Beitia incluye, al aire libre, una mundial (bronce en Moscú 2013) y dos europeas (oros en Helsinki 2012 y Zúrich 2014), y, en pista cubierta, cuatro mundiales (plata en Doha 2010 y Portland 2016, bronces en Moscú 2006 y Sopot 2014) y cinco medallas continentales (oro en Gotemburgo 2013, platas en Madrid 2005, Turín 2009 y París 2011, y bronce en Birmingham 2007).