La tarde podía haber sido como cualquier otra, el equipo practicaba dividido en rojos y blancos mientras Casadevall se desgañitaba pidiendo a sus jugadores más comunicación en defensa. Hasta que el suelo empezó a vibrar acompañado de un sonido de pequeña avalancha: eran los casi 600 aficionados, la gran mayoría niños con sus camisetas y bufandas del CAI, que corrían hacia las primeras filas para no perder detalle de la sesión de entrenamiento aprovechando la jornada de puertas abiertas.

Entonces la grada se llenó de pequeños aficionados, de teléfonos haciendo fotos y grabando y, poco a poco, de aplausos, en lo que tardaron los jugadores en soltar los nervios e ir dejando alguna jugada para el asombro de los más pequeños. Como Pablo, en primera fila y pertrechado con la camiseta del equipo. "El que más me gusta es Norel. Me entreno y juego partidos en mi habitación, a veces juego como Norel y otras como Fotu", señala el pequeño, un habitual de los partidos que acude con toda su familia y que le pide todos los días a su madre que le apunte en un equipo porque de mayor quiere estar en la pista y no en la grada. Y que no tiene duda de lo que pasará el domingo en el trascendental partido ante el Estudiantes: "Ganaremos".

Había numerosas familias que aprovecharon las vacaciones escolares para acercarse al pabellón. Como Carlos y Diana, que acudieron junto a sus hijos Iván, fan de Fotu y sus saltos, y Marcos, un joven base que se fija mucho en Tomás Bellas. "Es una gran iniciativa, igual que la de abrir el pabellón para visitarlo por dentro, también nos gustó mucho", dice la madre. "Si el Real Zaragoza lo hiciera mañana por la tarde, también iríamos", añade el padre.

No son abonados pero acuden al pabellón cuando pueden y sobre la temporada del equipo opinan que "mejor que se acabe cuanto antes". "Ha sido un buen año en Europa pero en la Liga no. Que ganen el domingo al Estudiantes y ya se pueden ir de vacaciones", señala Carlos, que cree que una de las claves de esta temporada es que en el equipo "no ha habido química" y falta "un líder" cuando las cosas van mal. Para ellos, también con camiseta y bufanda del CAI, es una buena experiencia ver un entrenamiento porque les permite observar cosas diferentes a los partidos. "Henry en los partidos no mete una, pero aquí lo ves que se esfuerza y que se entrena bien".

Después de casi una hora de trabajo de cara a un público muy agradecido, la sesión terminó con lanzamientos desde el centro de la pista que los aficionados acompañaron con palmas y grandes ovaciones. Entonces fue el turno de nuevo de los niños que, de vuelta al mundo analógico de las libretas y los bolígrafos, se agolparon en la valla que separa la grada de la pista para coleccionar las firmas de todos los jugadores. La plantilla pasó uno por uno dejando su rúbrica, chocando manos, posando y cogiendo niños en brazos hasta que todos quedaron satisfechos. Entonces los voluntarios del club abrieron las dos compuertas para que los más pequeños salieran a la pista para hacerse una foto de familia con toda la plantilla. Fue un pequeño gran baño de ilusión en una semana clave para el equipo.