MIRADOR

Dorca y los anticristos

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Cuando Morán se lesionó en Tenerife e inmediatamente el Real Zaragoza encadenó dos derrotas, ante el Girona y en Elche, enseguida se encontró la causa-efecto perfecta: Dorca. En realidad, esos dos traspiés fueron la culminación de una cuesta abajo que había empezado antes, en partidos saldados con triunfos, entre milagrosos y épicos, y algún que otro punto sudando la gota gorda como el del Heliodoro. La presencia del catalán fue el pretexto ideal. Verdaderamente Dorca había estado mal hasta entonces y fruto de ese juego insustancial acabó al lado de Lluís Carreras tras la exitosa revolución de enero.

Ahora resulta que el Zaragoza ha engarzado dos victorias con Dorca en la titularidad y en una de ellas con el centrocampista como autor material del triunfo. De repente, aquella causa-efecto ha desaparecido y el equipo también gana con él. Siempre quedará la coartada del nivel de juego, que esta temporada vale ad eternum, pero en esta plantilla no hay dioses ni anticristos. Nadie marca tanto la diferencia como para asumir en primera persona el reto de arrastrar al resto hacia Primera. Lanza tiene más calidad que ninguno y de ahí la belleza e importancia de sus goles, como también valieron su peso en oro los de Ángel en febrero. A días, Freddy desequilibra las defensas y crea espacios decisivos, como cuando Rico se despliega.

Pero ningún jugador bloquea por sí mismo un plan ni lo convierte en éxito. Los triunfos han llegado por el trabajo colectivo, por acciones puntuales de unos y otros y por el desacierto de los rivales cuando la defensa ha fallado, que lo ha hecho. Nadie ganará solo esta guerra. Ni la perderá. La batalla es colectiva.

Tracking Pixel Contents