En una Eurocopa marcada por las batallas entre hooligans, con los ingleses y rusos al frente, los ultras croatas, unos clásicos de esta vergüenza, quisieron dejar su sello en el partido contra la República Checa. La UEFA abrió ayer un expediente disciplinario por el lanzamiento de bengalas y el racismo de sus hinchas, los mismos cargos que motivaron la multa de 150.000 euros para Rusia.

El comité de disciplina dará mañana su veredicto. Se espera un fuerte castigo económico y otra advertencia similar a la que ocurrió con Rusia. No se prevé la expulsión del torneo, pero no se descarta una rebaja de puntos en la próxima fase de clasificación. La prensa croata alerta también de otro posible escándalo ante España en el partido del martes. La selección balcánica ya arrastra otra sanción que deberá cumplir en el camino hacia Rusia-2018, con dos partidos a puerta cerrada contra Islandia y Turquía. "No es tan fácil echar a una selección de una Eurocopa", dijo irónicamente el mítico Davor Suker, presidente de la federación croata, convencido de que seguirán en el torneo.

Los ultras croatas están a la altura de los rusos en peligrosidad. Quien escribe recuerda la Eurocopa del 2012 cuando en un vagón de tren en Viena pasó pánico rodeado de croatas que querían volcar el vagón en el que ellos mismos viajaban para medirse con Turquía. O también el duelo de la primera fase ante España, con gritos de "¡Viva Franco!" de varios balcánicos de ultraderecha.

La federación croata aseguró ayer que avisó tres días antes a la UEFA y a la policía del plan de sus hinchas, cosa que resulta preocupante. Si sabían que iba a suceder probablemente conocerían a los infractores, ultras del Hajduk Split y el Dinamo de Zagreb. Y nadie les detuvo.

Más enérgicos en su repulsa fueron el seleccionador y sus jugadores. También Suker. "Llevamos 10 años así. Nuestros hooligans han hecho mucho daño a los jugadores, al fútbol croata y al fútbol mundial. Parece que quieren que nos echen de la UEFA y la FIFA, luego lloraremos todos", afirmó el exjugador.

La esvástica de Split

Modric habló de "vergüenza" para referirse a los ultras de su país, mientras Ante Cacic, el seleccionador, fue el más contundente: "Son terroristas del deporte, no puedo llamarles aficionados. Su sitio no está en los estadios, son solo un puñado de gente que no representan a Croacia y hacen que nos avergonzamos ante toda Europa".

Los radicales croatas son reincidentes en estos escándalos. Durante la fase de clasificación para la Eurocopa 2016, la UEFA sancionó a la selección balcánica con un punto y dos partidos a puerta cerrada después de que sus hinchas exhibieran una esvástica sobre el césped en el partido ante Italia (1-1).

Aquello ocurrió en junio del 2015 en Split. Siete meses antes, también contra la azzurra, llovieron bengalas en Milán. "Hay que ponerse serios de una vez. El 95% del país siente bochorno", denunció Cacic, que lanzó un mensaje a todos los violentos: "No vais a destruir el sueño de mis jugadores", añadió el seleccionador croata.