Culio acabó la temporada con una lesión, una rotura de fibras en el muslo derecho, que le dejó fuera de los últimos cuatro partidos, aunque hubiera podido jugar una hipotética promoción, por lo menos la segunda eliminatoria, que se quedó en el camino tras el desastre en Palamós ante el Llagostera. Acabó la temporada con esa terrible derrota y el argentino comenzó unas vacaciones sin que el club conozca sus intenciones de cara al futuro.

En el contrato que firmó en las últimas horas del pasado mercado de enero se establecía una cláusula unilateral de desenganche por parte del jugador en caso de que no se diera el ascenso a Primera, escenario que se ha producido. También se establecía una importante prima en caso de subir.

Si el Zaragoza hubiera subido, Culio, que el 30 de agosto cumple 33 años, tenía decidido seguir en La Romareda. Ahora, esa continuidad no está, ni mucho menos, tan clara, aunque desde el Zaragoza tampoco se considera prioritaria la misma. No es que el centrocampista argentino esté en la rampa de salida y se le quiera buscar un acomodo a toda costa como a Abraham, Pedro o Diamanka, por ejemplo, pero la SAD no vería con malos ojos, ni mucho menos, que Culio decidiera ejercer esa opción para invalidar el contrato que tiene firmado hasta el 2017 y se marche ahora con la carta de libertad.

Las intenciones del argentino pasan por quedarse una temporada más en Europa antes de regresar a Argentina para disputar en la Liga de su país los últimos meses de su fútbol. El Mallorca, en enero, ya intentó su fichaje, pero se decantó por venir a La Romareda porque el club balear no le garantizaba contrato hasta el 2017, algo que sí hizo el Zaragoza, con la mencionada cláusula a favor del jugador.

Solo doce partidos

Culio cuenta con el aval de Fernando Vázquez, técnico mallorquinista, que lo dirigió en el Deportivo y que lo quiso en enero. También guarda muy buena relación con Paco Herrera, que lo tuvo en Las Palmas y que ahora lleva las riendas del Valladolid.

Mientras tanto, Culio guarda silencio y el club espera su respuesta. Si decide quedarse, desde la entidad zaragocista, con Milla a la cabeza, se le ve como un jugador que puede ser aprovechable siempre que recuperara su nivel anterior. Pero no es menos cierto que el rendimiento del argentino no ha sido el esperado cuando llegó en enero.

En los primeros partidos ese carácter y sus ganas sí contagiaron un cierto soplo de espíritu al grupo, pero después su nivel descendió y su aportación también se vio lastrada por unas molestias en la rodilla derecha, en el ligamento colateral en concreto. Al final su lesión muscular en Soria, donde salió en la recta final del partido, terminó poniendo un mal broche a su media temporada en el Zaragoza. En ella jugó 12 partidos, fue titular en nueve de ellos y completó un total de 795 minutos.

Juliá promovió su incorporación en enero para aumentar el espíritu y el carácter del grupo, además de por su calidad, que debía ser importante en el intento de ascenso. Ni se consumó ese retorno a Primera ni Culio fue fundamental, sobre todo por las lesiones, en la recta final del curso.